
JUAN MANUEL DE PRADA BLANCO
El mayor talento joven en craso estado puro.
El deslumbramiento más contumaz de nuestra narrativa.
El hombre nacido para escribir como el oro,
un metal precioso que forja una escritura bíblica
con su pluma. No se detiene su creatividad
ante nada. Veinticinco minutos necesita
para lustrar una columna. Las máscaras del héroe
es la mejor obra de una década que periclita
perdurando para siempre como referencia suya.
Mezclar la prosa con la poesía sin que aturda,
la lujuria verbal con la certeza discursiva:
he ahí la propiedad de un autor definitivo
aunque sea tan joven que provoca infame envidia.
No necesita invocar musas: moran a su cobijo.

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