

(Bética, 4 a. C.- Roma, 65 d. C.)
Presérvate bueno allá donde te encuentres.
Ahora que al fin eres agrimensor de sombras
en la tumba. No desconfíes, no te olvidan
quienes apreciamos la medida del hombre
que tú supiste dar en las cartas a Lucilio.
Estás donde estuviste antes de nacerte.
Diste fruto al privilegio de la sabiduría.
En tu Córdoba natal han puesto una estatua
sobre un pedestal a tu nombre. No importa
que los niños la rayen o los desaprensivos
la ensucien o que la gente pase y te confunda
con un político o un soldado desconocido.
Llevan leyéndote veinte siglos, consolando
tus consejos y reflexiones sin que ningún otro Nerón
haya podido ordenar desangrarte de nuevo.
Volveré a leerte pronto. Sigue escribiéndome.
No entres en conspiraciones. Consérvate limpio.
(Poema extraído del libro Breviario de fervores y rechazos, Madrid, Edición Personal, 2006)

No hay comentarios:
Publicar un comentario