
Lo cierto es que el poeta tuvo que marchar relegado a la tierra de los bárbaros getas, sármatas, colcos, meteros, cízicos y tracios. Y desde allí envió a Roma unas elegías tristes que escribió durante su periplo marino en medio de tempestades, misivas que luego prosiguió escribiendo en tierra, a pesar de estar acechado por la espada de guerreros salvajes. Como la mayoría de sus íntimos le dio la espalda, se dio cuenta de que "eran más amigos de su fortuna que de su persona". A continuación, reproduzco una cita suya no por conocida menos valiosa: "Mientras te veas favorecido por la fortuna, contarás con numerosos amigos; pero si los tiempos se tornan sombríos, te quedarás solo. Ves cómo las palomas vuelan a los blancos palomares, mientras que una torre ennegrecida no cobija ave alguna. Las hormigas no se dirigen nunca a graneros vacíos; ningún amigo se acercará a las fortunas arruinadas. Y así como la sombra nos acompaña cuando caminamos bajo los rayos del sol, y desaparece cuando éste se esconde eclipsado por las nubes, de la misma manera el inconstante vulgo sigue los destellos de la fortuna, y tan pronto como éstos se esconden al interponerse alguna nube, se aleja y huye."
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