sábado, 30 de septiembre de 2017

La insoportable irresponsabilidad de la izquierda

 
He aquí a lo que condujo el lema de la "Liberté, égalité y fraternité" de la Revolución Francesa: un régimen de terror y ajusticiamientos rápidos en la guillotina sin cumplir con garantía procesal alguna
 
LA FASCINACIÓN INSURRECCIONAL
 
A Pablo Iglesias se le ocurrió montar una "Asamblea por la Fraternidad", invitando a una docena de organizaciones de izquierdas en Zaragoza. Estas bobaliconas rimbombancias empiezan y terminan siendo un poco confusas; ya en su mismo epígrafe no quedaba demasiado claro hacia quién se dirigía tanta fraternidad melifluamente concentrada: si a los independentistas catalanes, si a todos los catalanes, incluyendo a Jordi Pujol y al Conde de Godó, si a Marat, Danton y Robespierre, quizás a los mismos convocantes, emocionadísimos al constatar su indomable voluntad de hermanamiento. Se pudieron escuchar cosas maravillosas. Por ahí estaba Noemí Santana, secretaria general de "Podemos" en Canarias, quien en su intervención afirmó que la gente —gracias a su acreditada percepción extrasensorial la diputada identifica a la gente de inmediato— estaba harta de los padres de la Constitución "y lo que quieren es oír a las madres y a las abuelas". Vaya usted a saber las razones que la llevaron a excluir a tías, primas, suegras o cuñadas. La asamblea transcurría así, entre aplausos y ajijides y ceñudas críticas a Mariano Rajoy, tan fascista que estaba dispuesto a impedir una declaración unilateral de independencia, y los comentarios se deslizaban para desembocar en un manifiesto final perfectamente inane —y falsario— cuando algunas decenas de fascistas tarados, camuflados tras banderas constitucionales, se apostaron en el exterior y comenzaron a chillar. Tiraron algunos objetos. Uno de los cargos públicos de la asamblea se acercó a exigir mayor protección a los policías que custodiaban el recinto y le lanzaron una botella que le hirió levemente en la cabeza.
 
 
Noemí Santana Perera
(Las Palmas de Gran Canaria, 1984)
Aún está por determinarse si es mayor su ignorancia que su estupidez
 
Fue el gran triunfo —imprevisto— de la "Asamblea de la Fraternidad". Sin ese grupo de descerebrados de extrema derecha nadie le hubiera prestado ninguna atención. Ha sido extraordinario escuchar el relato de varios diputados canarios. Alguno ha afirmado que temió por su vida. Pero todos ahí, dispuestos a gastar su última gota de saliva contra el fascismo, y con Noemí Santana cantando una letra de Ismael Serrano en el escenario, lo que debió ser lo más aterrador de la jornada. La agresiva concentración de fascistas sirvió a los asambleístas para apuntalar sus metáforas y sinécdoques. Rajoy es fascista, el PP es fascista, España es fascista, Cataluña es un noble pueblo que defiende sus derechos, la libertad de expresión está en juego, fíjense, que hasta nos insultaron y tiraron una botella. Cuando esta misma gente —y sus fraternales amigos— llaman a rodear al Congreso con los diputados dentro, o han pretendido bloquear la entrada o la salida del Parlament, o se concentran vociferantes frente a sedes de otros partidos, o pintarrajean amenazas en las puertas de las viviendas o negocios de sus conciudadanos o impulsan, aplauden o toleran escraches, en cambio, la democracia no está amenazada ni debe sentirse miedo, porque, simplemente, se trata del pueblo en marcha, de la fraternidad vibrando en la calle, de la sana iracundia de las clases populares, de la esplendorosa dignidad de la indignación.
 
 
Pablo Iglesias Turrión
(Madrid, 1978)
Este demagogo infecto que ve presos políticos en España pero no en Venezuela, quizá porque desde allí le financian, ha gritado "Visca Catalunya lliure i sobirana" antes del 1 de octubre, con lo que bien se ve que el asunto no iba de elecciones democráticas sino de destruir España
 
No, nada justifica que doscientos gilipollas griten e insulten a un grupo de ciudadanos reunidos en asamblea, sean o no cargos públicos. Pero las estupideces malabaristas de Mariano Rajoy, esa palmaria incapacidad política ensartada en un ruin anticatalanismo de inspiración electoralista que ha caracterizado al Partido Popular en los últimos quince años, tampoco justifican en absoluto la deriva del Gobierno catalán y de las fuerzas independentistas que le apoyan en el Parlament y en la sociedad civil. Han convocado un referéndum para la secesión de Cataluña sin validez legal ni garantías procedimentales y lo han hecho con una mayoría parlamentaria que representa menos del 48% de los votos (menos de dos millones de electores en un censo de cinco millones y medio). Al suspender la Constitución y el Estatuto de Autonomía han derogado de facto, sin más, los derechos políticos y civiles de los catalanes. Que las izquierdas —con honrosas excepciones, como la plataforma de Gaspar Llamazares— no solo acepte, sino que se preste a difundir esta inversión de la realidad —presentando la España constitucional como un régimen autoritario y a aquellos que se mean en las leyes y los valores constitucionales como víctimas— sólo habla del pésimo estado de salud política, intelectual e ideológica de las fuerzas que se reclaman como progresistas en este país. Por no pensar en una fascinación irreprimible —y con hondas raíces históricas— por las vías insurreccionales para alcanzar objetivos políticos y poner en marcha automática, milagrosa y fulminantemente procesos de transformación social.
 
(Artículo de opinión escrito por Alfonso González Jerez y publicado por el periódico "La Provincia" el sábado 30 de septiembre de 2017)
 
 
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont
Dos políticos zarrapastrosos que en lugar de solucionar problemas los crean y que deberían pagar por sus delitos que se sintetizan en la deslealtad a la Constitución que juraron respetar

viernes, 29 de septiembre de 2017

Sobre un golpe de Estado disfrazado de democracia

  
Estatua de Cristóbal Colón erigida en 1888 al inicio de las Ramblas
 
LA PAJA Y LA BUTIFARRA
 
Si finalmente bajan a Colón de su fálica columna en Barcelona, habría que convencer a la CUP para que Hugh Hefner ocupase su lugar. Ambos pioneros abrieron nuevos mundos al contribuyente, aunque uno se especializó en la geografía exterior y otro en la íntima. El fundador de la revista “Playboy” democratizó la masturbación, y el “Proceso” no es otra cosa que la gran eyaculación del onanismo catalán, una mancha daliniana que se extiende bombeada por el impúdico frenesí de unos narcisos enamorados de su diferencia, sin reparar en que aquí a cada cual le cuelga la suya propia y la usa cuando puede y la Constitución se lo permite.


Hugh Marston Hefner
(Chicago, Illinois, 1926 - Los Ángeles, California, 2017)
Editor, redactor, bon vivant y empresario creador del imperio "Playboy"

Pero será difícil convencer a la CUP. No se puede decir que Hugh Hefner fuera un partidario estricto de la paridad, pues en algunas de sus fiestas se contabilizó a cien mujeres por cada diez hombres. Tampoco la lujosa y lujuriosa mansión de “Playboy” resiste la inscripción en el catastro de sedes antisistema, aunque cuando abrió sus puertas en la puritana América de 1959 levantó bastante más escándalo que la propuesta cupera del regreso a Altamira, con sus esponjas vaginales y sus crías compartidas por la tribu. Qué digo escándalo: el uso propagandístico de crías humanas de encaste netamente catalán es el último hito en la normalización social del despotismo.


 
Este es el pretendido acto fundacional del nuevo estado catalán:
una carnavalada de jóvenes con lavado de cerebro soberanista

El siguiente paso demandará la aplicación de cribas espartanas a los bebés que balbuceen sospechosos fonemas mesetarios, todo ello documentado por la tele autóctona y expuesto en reportajes de sonrosada factura. Hay demasiada gente que exige sanciones ejemplares para Juan y Medio por tijerearle la falda a su compañera y cómplice, pero luego ruega comprensión para una banda de supremacistas que exhiben su madrugador apostolado del odio camuflado de sonrisa. Crearemos súbditos, escolti, pero no sexistas. Esperemos que esos pobres niños, cumpliendo una sana ley histórica, se venguen un día de sus padres.


Los "analfabestias" al poder con los brazos estirados al estilo nazi

Eso hizo Hefner. Educado en el rigor prohibitivo de una familia metodista, el joven Hugh un día cogió la puerta y optó por experimentar la libertad, una ideología que siempre nos parece muy superior a cualquier otra a condición de que la hayamos probado alguna vez. Se hizo periodista. Y después se hizo editor erótico, con los resultados conocidos. Su publicación revolvió cuerpos diabólicos con mentes gloriosas, de Monroe a Margaret Atwood, de Madonna a Truman Capote. Su decadencia se hizo inevitable, no tanto por la gratuidad del porno ubicuo en la era digital —y digital en el más amplio sentido— como por el creciente triunfo del puritanismo intelectual, ése que mientras predica el amor libre encadena el pensamiento salvaje, reacio a la estabulación en las cuadras de lo correcto.


La manipulación ideológica de los niños y su utilización al sacarlos a la calle para cantar himnos y colocar pegatinas recuerda las prácticas de regímenes siniestros como el de Corea del Norte. Ahora barajan usarlos como escudos humanos frente a la policía el 1 de octubre

Aunque el tributo escultórico que brindamos a la consideración de Ada Colau no prospere, ya nadie le arrebatará a Hefner el calor de vivir y morir rodeado de sus seres queridos. Que también fueran queridos por otros es lo de menos. A diferencia de la pulsión nacionalista, que se caracteriza por la restricción de lo ajeno, la pulsión erótica se define por la afirmación del otro, del distinto, y no acepta el sometimiento a criterios territoriales o lingüísticos, más allá de que la lengua pueda jugar un papel interesante en el proceso, menos mayúsculo pero más entretenido que el “Proceso”. Han despedido a Hefner como icono del exceso. Ojalá el lunes empecemos a despedir el 'prusés' como vicio excesivo que mantuvo esclavizados a los pajilleros de la identidad. Todo el santo día pelando la butifarra.
 
(Artículo de opinión escrito por Jorge Bustos y publicado por
el periódico “El Mundo” el viernes 29 de septiembre de 2017)

 
  
En esta paparruchada de referéndum que quieren hacernos tragar el 1-O nos ponen  primero el carro (la república independiente catalana) y luego los bueyes (las elecciones falsamente "democráticas")

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Persiguen unas elecciones en las que votar sí o sí

 
Los soberanistas catalanes ansían un referéndum orgánico como los que se hacían en el franquismo arrojando resultados del 98% de votos favorables y encima imitar al fascismo italiano de Mussolini con su marcha sobre Roma sacando a la gente a la calle, incluidos niños y jóvenes con el cerebro lavado por su tribal egoísmo insolidario
 
¡MÁS VALE TARDE!
 
Si Rajoy hubiera hecho antes la mitad, qué digo la mitad, la cuarta parte de lo que ahora, obligado por la inverecundia o desfachatez, la facundia y el descoco de la patulea separata, está dejando hacer a una pequeña parte del Estado, podría irse a Tallín en vez de regresar a España dejando a Estonia a su suerte. Bien es verdad que allí es ministro de Justicia Urmas Reinsalu, autor de la admirable carta a Tsipras, Pablenin y otros devotos del Gulag explicándoles la obligación moral de todo gobierno de la UE de rendir homenaje tanto a las víctimas del comunismo como a las del nazismo. Y como aquí abundan los que “Paquita la del Barrio” llamaría ratas de dos patas, que justifican el tiro en la nuca en la Lubianka o Paracuellos pero lo condenan si dispara el socio de Stalin hasta 1941, o sea, Adolf Hitler, tal vez la solución a la crisis española sea que don Mariano se vaya a Estonia y don Urmas Reinsalu se venga a España a echarle una mano al fiscal Maza. No es lo mismo que a la civilización la salve un pelotón de soldados, como dijo el clásico Oswald Spengler, que una brigada de fiscales, pero más vale tarde.
 
 
He aquí el apoyo político-militar que reciben los separatistas catalanes
 
Ahora bien, lo que está haciendo Maza, convertido por la deserción de Rajoy en “El Jabato” judicial y policial de España y llamado, por tanto, a la enorme popularidad que ya envidia Baltasar Garzón, es —o debería ser— el comienzo del inicio del principio del aperitivo del entrante de la intervención del Estado para acabar con la 'republika' de los CDR de la CUP. Es tan parecida la tiranía catalana a la cubana —o a la venezolana, como han dicho Felipe González y Santiago Posteguillo— que tras copiar la bandera, hacer que los niños desfilen como pioneros del odio, y calcar el cartel de Lenin barriendo de Rusia a escobazos a capitalistas a lo Godó y frailes a lo Montserrat, ahora han reproducido hasta el logo de los chivatos del régimen castrista, los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, cuya misión, a cambio del acceso a la comida y otros derechos, allí prebendas, que la narcocracia castrista niega a los demás cubanos, es denunciar al vecino por algún chiste sobre el “Coma Andante”.
 
 
Carles Puigdemont Casamajó
(Amer, Gerona, Cataluña, España, 1962)
Este racista de dos apellidos catalanes que se cree superior al resto de los españoles es un facha grotesco que debería estar junto a sus mariachis en la cárcel a donde no ha llegado aún porque el gobierno de España no quiere convertir a semejante personajillo en un mártir
 
Los CDR de los cupetarras se dicen “Comités de Defensa del Referéndum”, pero viendo los referéndums en Cuba o Venezuela, se sabe cuál será la pregunta a los catalanes del futuro: plata o plomo. Plata, la que robarían. Plomo, el que, soviéticamente, implementarían.
 
(Artículo de opinión escrito por Federico Jiménez Losantos y publicado por el periódico “El Mundo” el miércoles 27 de septiembre de 2017)
 
 
Federico Jiménez Losantos
(Orihuela del Tremedal, Teruel, 1951)
Un periodista que escribe como su segundo apellido indica

domingo, 24 de septiembre de 2017

Aquel español que consiguió sobrevivir al Gulag

  
Isidoro Lahoz Lázaro
(Letux, 1923 - 2017, Zaragoza)
Voluntario del último batallón no autorizado de la División Azul
 
ISIDORO LAHOZ
 
Recuerdo cavar fosas para enterrar a los muertos
en Yabuski, un campo de prisioneros en Siberia.
Eran nuestros pobres compañeros que morían en la
tundra por el frío, el hambre y el agotamiento.
 
 
Tumba de un divisionario caído el 22 de agosto de 1942
 
Un historiador ha calculado unos tres mil quinientos.
Eso son cosas de chupatintas, cuando lo que cuenta
es pelear por lo que crees, y en nuestro caso era
frenar a los rojos. Estuve en la ciudad que Pedro
 
 
Soldados de la División Azul esperando el rancho de la tropa
 
el Grande fundó y hube de regresar derrotado,
pero volví voluntario y me enviaron a Debrecen
para vigilar los pasos de montaña en los Cárpatos.
 
 
Expedicionarios españoles partiendo hacia el frente ruso
 
Cautivo de los soviéticos, pasé casi diez años
en los Urales y dado por caído en el frente.
Volví en el Semíramis y me dio el perdón Franco.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
"La División Azul en el frente del Voljov en 1942"
Augusto Ferrer-Dalmau Nieto
(Barcelona, Cataluña, España, 1964)
Pintor historicista

domingo, 17 de septiembre de 2017

Todavía hay quienes conservan el seny en Cataluña

 
 
PATRIOTISMO Y NACIONALISMO
 
Muchas veces me he preguntado por qué en España ser patriota está mal visto y en cambio el nacionalismo —entiéndanse los periféricos: el nacionalismo español quedó herido de muerte con la desaparición del franquismo— tiene pátina de legitimidad democrática y que, además, como a la izquierda, se le presupone una cierta superioridad moral e intelectual. Además, la interpretación a ese extraño fenómeno nos puede llevar a entender esa inconcebible fascinación (y subordinación intelectual en la práctica) de la izquierda española por los nacionalismos, particularmente el catalán, cuando están en las antípodas de su raíz ideológica, basada en la igualdad de los ciudadanos con independencia de su lugar de origen y en el rechazo a cualquier tipo de privilegio.
 
 
 
El franquismo y sus terribles secuelas en la conciencia colectiva de los españoles tienen mucho que ver, al asimilar antifranquismo con convergencia de intereses y objetivos políticos, obviando que, en democracia, tales solidaridades en tiempos sombríos, ya no tienen ningún sentido. Es cierto que eso se produjo también en la lucha común de los republicanos españoles y los nacionalismos catalán y vasco contra el sistema político de la Restauración, sobre todo después de la conculcación de la Constitución durante la Dictadura de Primo de Rivera. Y, por cierto, bien que se arrepintieron luego republicanos tan dignos de poca sospecha anti-catalana como Azaña o Negrín. Personalidades a las que se les pueden atribuir enormes errores políticos que tienen mucho que ver con el trágico estallido de la Guerra Civil. Pero que nadie —excepto desde la visión excluyente de los fascistas españoles— puede dejar de considerar unos patriotas. Porque querían, acertada o equivocadamente, lo mejor para su país y sus ciudadanos y lo amaban, con todas sus cualidades, positivas o negativas. De hecho, es Cánovas, prototipo de político conservador y patriota de derechas, el que dice aquello tan poco patriota de que “es español quien no puede ser otra cosa”, y que no necesitan contraponer la valoración, estima y defensa de lo propio, a la minusvaloración, desprecio y rechazo de lo que se estima como ajeno.
 
 
 
Y esa es la diferencia básica entre patriotismo y nacionalismo. El patriotismo no necesita enemigo. El nacionalismo, sí. Porque se nutre de la diferencia y no de la solidaridad. Del énfasis en lo que separa y no en lo que une. Y es evidente que España es plural. Afortunadamente. Y que un ciudadano de Cataluña vive en un contexto cultural e idiomático distinto del de un ciudadano de Andalucía. ¿Y qué? ¿Acaso eso significa que lo que podamos tener en común, que es mucho, debe supeditarse a esas diferencias? No creo, sinceramente, que un catalán no pueda sentirse como en casa en Sevilla. O en Santiago de Compostela. O por supuesto, en Madrid, una de las ciudades más abiertas, tolerantes y libres que uno pueda encontrarse en todo el mundo. Y tenemos que evitar que un sevillano, un gallego o un madrileño puedan acabar sintiéndose extranjeros en Barcelona. Porque eso es una tragedia.
 
 
 
Ese es el tremendo coste (uno más) de todo lo que el separatismo está provocando con el procés. Porque no sólo han conseguido ya desgarrar profundamente a la propia sociedad catalana y dividirla en dos partes cada vez más irreconciliables (y eso es muy difícil luego de recomponer. Y por cierto, muy difícil de perdonar), sino que intentan que ese desgarro emocional afecte también a la sociedad catalana en su relación con la del conjunto de España. Viven del conflicto y la división. Porque no son patriotas. Y, por ello, azuzan los peores sentimientos y apelan a algo tan irracional como las vísceras. Y si para sus fines tienen que faltar flagrantemente a la verdad, lo hacen sin ningún escrúpulo y con el mayor de los cinismos. Desde la Historia a las balanzas fiscales. De ahí la tremenda importancia de reivindicar el patriotismo español, entendido como amor a lo propio (es decir, plural y diverso, afortunadamente) y contrapuesto a un nacionalismo, que acaba comparando a Cataluña con un país nórdico y al resto de España con el norte de África. Supina ignorancia en algunos casos (como el de algún alcalde socialista acomplejado) o manifiesta mala fe y profunda deshonestidad moral e intelectual en el caso de los actuales dirigentes del movimiento separatista catalán. Sólo bastaría que se dieran una vuelta por el conjunto del país para avergonzarse, si tuvieran vergüenza, de lo que dicen.
 
 
 
Los patriotas que, como es mi caso, podemos serlo, sin conflicto, de Cataluña (amo mi lengua materna y aprecio profundamente las tradiciones que viví y aprendí en mi infancia) y de España (amo mi otra lengua y me siento orgulloso de ser español), debemos reivindicar constantemente algo básico: no existe nada mejor que la democracia basada en ciudadanos libres, iguales y tolerantes, para que todos podamos vivir de manera acorde a nuestros valores y afectos y a nuestros sentimientos profundos, desde el profundo respeto y aprecio a los de los demás. Por ello, los votos de cada uno de los ciudadanos son sagrados. De todos ellos. Y de la misma manera que produce una profunda náusea que una parte de Cataluña quiera imponerse al todo, también la produce que algo que afecta a la totalidad de los españoles se quiera llevar a cabo sin su concurso. Por ello, produce sonrojo que una parte de la izquierda española retroceda varios siglos y acepte una lógica pre-moderna y pre-liberal de España y defienda, dos siglos después de la Constitución de Cádiz, el troceamiento de la soberanía.
 
 
 
Los europeístas deseamos fervientemente transferir soberanía a unas instituciones comunes que nos puedan permitir a los europeos defender con eficacia y determinación nuestros valores democráticos, de libertad e igualdad, y un sistema económico —la economía de mercado— que ha permitido las mayores cotas de prosperidad y bienestar que jamás hemos tenido. El europeísmo es un sentimiento patriótico, además de práctico. Porque puede ser eficaz en el nuevo escenario geoestratégico de este siglo. Pero, sobre todo, porque parte de una convicción: nos gusta ser europeos. Y nos gusta llevarnos lo mejor posible con todo el mundo, excepto con los que quieren destruir nuestro sistema de valores. No renunciamos a combatir a nuestros enemigos (y desgraciadamente los sufrimos muy a menudo). Pero sabemos que compartimos un deseo profundo de libertad y solidaridad que hace que, a diferencia de épocas anteriores, nos sintamos profundamente hermanados con un portugués, un francés o, aunque nos duela el “Brexit”, un británico. De ahí que no haya nada más opuesto a un patriota europeo, español y catalán que un separatista catalán. Porque no son patriotas. Son tóxicos. Como ya nos advirtió amargamente Azaña, camino del exilio y la muerte.

(Artículo de opinión escrito por Josep Piqué y publicado por el periódico “El Mundo” el miércoles 13 de septiembre de 2017)
 
 
Josep Piqué Camps
(Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 1955)
Economista, empresario, directivo y ex político

lunes, 11 de septiembre de 2017

Fue la mayor inteligencia que hubo en la historia

 
John von Neumann
(János Lajos Neumann Kann)
(Budapest, Hungría, 1903 - Washington, Estados Unidos, 1957)
Matemático húngaro que realizó aportaciones fundamentales en ciencias de la computación, física cuántica, cibernética, energía nuclear, bomba de hidrógeno, economía, análisis funcional, teoría de juegos, lógica, análisis numérico, estadística, hidrodinámica, teoría de conjuntos, arquitectura, balística de misiles y otros campos
 
JANSCI NOS ABANDONA
 
Von Neumann delira en húngaro profiriendo gritos
de pánico por la noche en una habitación
del “Walter Reed Medical Center” situado en Washington.
Su mente prodigiosa puede rememorar el mito,
 
 
Jansci cuando era un niño en una calle de Budapest
 
capítulo tras capítulo, del “Fausto” que de niño
leyó. El cerebro que concibiera la creación
de la bomba de hidrógeno sufre el estupor
de un carcinoma óseo que se ha extendido.
 
 
Con su segunda esposa Klára Dan Stadler y Marina Neumann,
la única hija que tuvo con Marietta Kövesi, su primer cónyuge
 
Pronto pasará de la depresión a la incoherencia.
Adivinará el deceso de su madre que tratan
de ocultarle. Recuerda Budapest y se da cuenta
 
 
Con su hija Marina siendo ésta ya una adolescente
 
de que no volverá a contemplar sus puentes y plazas.
Piensa en que si la vida fuese un juego, que muera
no le da oportunidad de utilizar sus cartas.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Hasta el complejo mundo de la informática está en deuda con Neumann

jueves, 7 de septiembre de 2017

Sobre los fachendosos consentidos del Parlament


 
El juego favorito de los nacionalistas catalanes radicales:
montar el número de quemar la bandera constitucional española
 
NO SON DEMÓCRATAS
 
De Carme Forcadell, la primera vedette de la gran compañía de "Junts pel Sí" en la corrala de comedias del Parlament, se ha escrito alguna vez que constituiría una adversaria en verdad temible si sus luces estuviesen a la altura de su fanatismo. Aunque también se ha escrito que no parece ser ése el caso. Nadie se extrañe pues de que, descartadas de entrada Hannah Arendt y Simone Veil, el modelo en el que ayer pareció buscar inspiración Forcadell antes de salir a escena más bien recordase el de Chus Lampreave en "Mujeres al borde de un ataque de nervios". El caos fue absoluto, total.
 
 
 
Carme Forcadell Lluís
(Cherta, Tarragona, Cataluña, España, 1956)
Cuando sumas la soberbia a la menopausia tras una larga trayectoria en la docencia teórica y manipulada, pero además le añades la creencia en la acción con el paraguas de la impunidad absoluta, tienes como resultado a esta impresentable que rompe todos los espejos en que se mira
 
La Charanga del Tío Honorio pasaría por un seminario restringido del Círculo de Viena ante el chusco vodevil que maquinó la buena señora con el afán doloso de burlar la querella de la Fiscalía. Afán inútil por lo demás. Y es que Forcadell, de profesión "sus labores de agitación en la ANC", ha conseguido el más difícil todavía. En un insólito alarde de virtuosismo, tal que si ansiase pasar a la Historia como la primera mujer que refutó el Principio de Peter (o de Pere), Forcadell logró que incluso Joan Ridao, el antiguo portavoz de ERC en las Cortes Generales y actual miembro por oposición del cuerpo de letrados del Parlament, la desautorizase al tácito modo. Sépase que ninguno de los letrados, ergo tampoco Ridao, concedió avalar esa treta colegial suya, la de tramitar clandestinamente la ley reguladora de la asonada. Ni Ridao.
 
 
Artur Mas i Gavarró
(Barcelona, Cataluña, España, 1956)
Inhabilitado por dos años y condenado a pagar más de 5 millones de euros por los gastos que costó el despropósito de la consulta secesionista del 9 de noviembre de 2014 convocada por él mismo, ya era hora de que la Justicia aplicase las leyes para frenar los delirios mesiánicos de su nacionalcatolicismo catalanista
 
No era empresa fácil, pero ella, mujer tenaz, lo consiguió. Sólo Albano Dante Fachín Pozzi, el líder cesante de "Podemos Cataluña", pugnaría por tratar de hacerle algo de sombra durante la sesión plenaria. Sin excesivo éxito, procede admitir. «Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo», predicó San Agustín. Y los de "Catalunya Sí Que Es Pot", ese improvisado cajón de sastre que alberga a "Podemos" y otra docena larga de siglas más en el Hemiciclo de la Ciudadela, padecen idéntica esquizofrenia que el de Hipona. Así, mientras Coscubiela, ex secretario general de Comisiones Obreras de Cataluña, hacía una defensa razonada de la legalidad constitucional, el ciudadano argentino Fachín Pozzi (posee la doble nacionalidad tras haber solicitado y conseguido el DNI español) se lanzó a una muy encendida defensa de la causa de los separatistas. Al terminar, en fin, sólo le aplaudieron ellos, los separatistas. De su grupo, nadie.
 
 
Carles Puigdemont Casamajó
(Amer, Gerona, Cataluña, España, 1962)
Un ex periodista deportivo que mejor estaría cubriendo los partidos del Reus contra el Nástic y un politicastro irresponsable que cree estar haciendo historia sin darse cuenta de que la realiza con una majadería somnífera y sin poseer ningún sentido del ridículo
 
No se cansan de repetir que esto va de democracia. Lo dicen sin cesar, a todas horas, constantemente. Pero la democracia, o por lo menos la democracia liberal, ese sistema de ordenar la convivencia civil que rige en los países civilizados, no consiste en un método de decisión, el basado en el sufragio universal, sino en una forma de vida colectiva asentada en la aceptación del disenso.
 
 
Éste es el verdadero rostro de la imposición del pensamiento
único que se vive en Cataluña con el independentismo
 
De ahí que esto, su procés, vaya de cualquier cosa menos de democracia. Si fuera de democracia, no habría, por ejemplo, esteladas colocadas por probos funcionarios municipales en tantas y tantas rotondas de acceso a pueblos, villas y ciudades de Cataluña. Pues en las democracias genuinas, las de verdad, ocurre por norma algo absolutamente inconcebible en Cataluña, a saber, que las instituciones públicas muestran una exquisita neutralidad en los procesos de decisión política.
 
 
El estado ideal de los votantes para los soberanistas es el del borreguismo fanático desilustrado con juramento de fe ciega en el Santo Grial de la independencia de Cataluña y el odio a España
 
No, esto no va, ni en broma, de democracia. Ayer lo volvieron a demostrar en el Parlament. Esto va de otra cosa mucho más fea. Va de que Puigdemont y Junqueras, con el torpe auxilio de su apéndice Forcadell, tratan de legitimar un golpe de Estado con la vieja y maloliente doctrina jurídica de Carl Schmitt. El decisionismo, que por tal respondía el pensamiento legal de los camisas pardas, se fundamentaba, es sabido, en la premisa de que el Derecho depende en última instancia de una decisión política. Corolario lógico: la voluntad política, llegado el caso, se sitúa por encima de la ley. Esto es fascismo en estado químicamente puro. Igualito que aquí y ahora en Cataluña. De democracia, nada de nada.
 
(Artículo de opinión escrito por José García Domínguez y publicado por el periódico “El Mundo” el jueves 7 de septiembre de 2017)
 
 
José García Domínguez
(Lugo, Galicia, 1961)
Periodista

martes, 5 de septiembre de 2017

Siempre será de los mejores jugadores del mundo


 
Lajos Portisch
(Zalaegerszeg, Hungría, 1937)
Ajedrecista de élite durante tres décadas, desde finales de los años cincuenta hasta los ochenta del siglo XX, campeón de Hungría en ocho ocasiones, ganador de torneos internacionales, vencedor de todas las grandes figuras de su tiempo y candidato al cetro mundial del tablero
 
PORTISCH VERSUS MENVIELLE
(LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 1972)
 
Los peones de los alfiles avanzan dos casillas
hallándose muy lejos en ambos lados del tablero.
El alfil de los blancos pretende dominar el centro
moviendo un paso al peón que lo posibilita.


Cartel anunciador del "I Gran Torneo Internacional de Ajedrez de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria" patrocinado por el Cabildo grancanario y "La Caja Insular de Ahorros" de entonces

Se establece una ímproba lucha de guerrillas
en donde las piezas negras parecen ganar terreno.
La caballería ve cómo se desploman al suelo
la mitad de sus guerreros en una carnicería
 
 
Lajos Portisch
(Su puntuación ELO máxima fue de 2.655 en 1980)
 
despiadada, sangrienta, feroz y cruel, sin miramientos.
La torre pálida se desploma causando el pánico
entre sus filas. La dama corre a prestar aliento


Impresionante puntuación de Lajos Portisch con 9 victorias, 6 tablas y 0 derrotas frente a grandes maestros y leyendas vivas del ajedrez mundial

espoleando febril a los suyos. Siguen los lazos
de las trampas y un ataque a corazón abierto:
la reina se sacrifica para que venza su bando.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Augusto Menvielle Laccourreye
(Las Palmas de Gran Canaria, España, 1938)
Campeón Nacional de Ajedrez
(Rating ELO máximo alcanzado: 2.380 puntos en 1988)