lunes, 5 de febrero de 2024

Un paraíso acuífero y vegetal en tierras extremeñas


Piscina y jardines del hotel Varinia Serena junto al embalse de Alange

BALNEARIO DE ALANGE

Aquí apareció un altar de mármol procedente de una familia romana que lo dedicó a la diosa Juno en agradecimiento por haber curado a su hija Varinia Serena. Después, las termas quedaron abandonadas tras la ocupación bárbara hasta que a fines del siglo XVII don Mateo Antonio Vaca reconstruyera las primitivas conducciones de ladrillo. Por entonces Alange era un simple charco donde la gente acudía a bañarse. Un militar, José San Juan Downe, capitán general de Extremadura, tras sanar con estas aguas ordenó la construcción de un balneario, levantando también un lavadero público que aún se conserva. En 1863, con la desamortización de Mendizábal, un médico de Badajoz, Abdón Berbén, adquirió todo  y lo amplió con 35 baños individuales y bañeras de mármol italiano talladas a mano. Desde entonces, los herederos se han ocupado de mantenerlo y modernizarlo. El acceso a los baños se realiza a través de patios ajardinados llenos de flores y plantas. Dispone además de un hotel con ascensor exterior y cristal transparente.


Baños romanos de Alange


Características del agua: Oligometálica y radiactiva.

Temperatura del agua: 28 grados centígrados.

Caudal: 316 litros por minuto.

Indicaciones terapéuticas: Reumatismos, afecciones del aparato respiratorio, problemas cardiovasculares y propiedades sedantes para el sistema nervioso (depresión y esquizofrenia).

Abierto: Del 1 de marzo al 15 de noviembre.


Piscina del hotel Varinia Serena

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