miércoles, 26 de junio de 2024

Una galería de personajes siempre apasionantes


Tito Flavio Domiciano
(Roma, 51 d- C. - 96 d. C.)
Último emperador de la dinastía Flavia, decretó la erradicación del cultivo de la vid en favor de los cereales para evitar el peligro de las hambrunas

LA LOCURA
DE LOS CÉSARES

"Cicerón es un apodo y significa garbanzo"

"César también es un apodo y procede de una
palabra cartaginesa que significa cuero de elefante"

"Julio César era un hombre de una exquisita higiene. Su afeitado era una obra artística y, aunque muchos lo ponían a parir, incluso se depilaba"

"La madrastra Naturaleza no quiso ser del todo generosa con César y desde joven le mortificó con una galopante calvicie. Pero César, que tenía recursos para todo, tiraba de sus escasos cabellos desde la coronilla hacia la frente"

"Cuando César viajaba, siempre llevaba consigo pavimentos de mosaico y de refinadas baldosas para hacer más agradable la estancia de sus expediciones"


Ramón Irigoyen
(Pamplona, Navarra, 1942)
Periodista, escritor, helenista y traductor

"Sila sentenció que en César había muchos Marios"

"Cayo Escribonio Curión llamó a Julio César
prostíbulo de Nicomedes y casa de putas de Bitinia"

"Gayo Memio, tribuno de la plebe, acusó a César
de haber servido como copero en la mesa de Nicomedes"

"Marco Tulio Cicerón escribió que César se había acostado con el rey de Bitinia, Nicomedes, en un fantástico lecho dorado con colcha de púrpura"

"El gran amor de César fue Servilia, la madre de Marco Bruto, a quien en los días de su primer consulado regaló una perla valorada en seis millones de sestercios"

[Fragmentos tomados de Irigoyen, Ramón: La locura de los césares, Barcelona, Planeta, 1999, 1ª edición, (ilustración de la cubierta: estatua de Octavio Augusto hallada  en Prima Porta y hoy conservada y expuesta al público en los Museos Vaticanos), pp. 204, pvp: 3 euros]


"Claudio se adormilaba frecuentemente después de la comida, lo que daba pie para que le tiraran a la cara huesos de aceitunas y dátiles. Solían ponerle en las manos unas pantuflas. Y le despertaban bruscamente, dándole un buen susto, para que se hiciera daño en la cara con ellas"

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