La violencia callejera, los escraches a las sedes de partidos como el de "Ciudadanos", las mentiras de las agresiones sexuales por parte de las fuerzas policiales, las fotografías antiguas y falsas de heridos en las manifestaciones, la proyección del odio desatado, la intimidación al que piensa distinto: todo vale si proviene del lado de los métodos nazis que utilizan los nacionalseparatistas del independentismo catalán
CATALUÑA: LA INSURRECCIÓN
"Están tomando el poder y enfrente no hay
nadie", dice un paseante de Vía Layetana. No es la primera vez que fuerzas
insurreccionales toman el control de Barcelona, ya ocurrió en la República con
la CNT-FAI. Tampoco es nuevo que los separatistas utilicen las mentiras como
verdades y la exageración y el victimismo como armas políticas. Esperemos que
hagan otra vez el ridículo proclamando la independencia y que no haya que
recurrir, como en el pasado, al estado de guerra o al estado de sitio.
Frans Timmermans
(Maastricht, Limburgo, Holanda, 1961)
El vicepresidente primero de la Comisión Europea ha reconocido que para proteger al Estado de Derecho hay ocasiones en que se requiere el uso proporcionado de la fuerza
La enfermedad del poder de estos fanáticos ha transformado
a muchos ciudadanos en su guardia pretoriana y ha provocado que las
instituciones sean desbordadas. Ayer, Barcelona fue ocupada por sentadas y
manifestaciones. Atacaron la sede del partido “Ciudadanos”. El poder bajó del
palacio a la calle. Se concentraron piquetes de policías apoyando a sus
compañeros, pidiendo la dimisión de Rajoy y la cárcel para Puigdemont y
Junqueras.
Pedro Sánchez
(Madrid, 1972)
El abanderado del PSOE se muestra más preocupado por la intervención policial en Cataluña que por defender la integridad territorial de España
Los amotinados del Govern pueden
declarar la independencia el fin de semana, mientras en Madrid el PSOE pide la
reprobación de la vicepresidenta del Gobierno por su gestión en el envío de la
fuerza pública. Ha rebrotado la pasión por la destrucción. Las masas apoyan el putsch, con el Parlamento de Madrid
ensimismado y el de Cataluña cerrado. En la huelga contrarrevolucionaria
—"paro de país"—, piqueteros con banderas cortan las carreteras,
cierran colegios, museos y comercios. Paran los arroceros del Delta del Ebro.
En resumen: ha estallado una insurrección. No la anarcosindicalista de otros
tiempos, sino al estilo socialpatriota, mediante el cual, según Trotski, los
agitadores de la burguesía envenenan la conciencia popular.
Los que presumen de una "revolución de las sonrisas" en realidad llevan mucho tiempo empleando métodos fascistas: arrojaron heces fecales y realizaron pintadas en la sede del partido de "Ciutadans" situada en Hospitalet de Llobregat
Esta insurrección cuenta con una
dirección que sabe que sin una vanguardia inteligente la energía de las masas
se disipa como el vapor no contenido en una caldera. La energía de las nuevas
masas recupera el viejo odio a España de los primeros apóstoles del
separatismo. En los tiempos de la depresión del 98, con la pérdida de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas, Cánovas decía que la insurrección se acabaría con tres
balas (para Martí, Maceo y Gómez). Pero no se acabó. En el sitio de Baler, los
españoles fueron cercados por parte de los insurrectos durante 337 días.
El Banco de Sabadell y Caixabank han perdido en los últimos tres días casi 3.000 millones de euros en la cotización de sus valores debido al empecinamiento secesionista del gobierno catalán
El odio a España nació en “La Veu
de Catalunya”, donde escribía Prat de la Riba. Después de la derrota de Cavite,
cuando España iba al abismo, decían los separatistas: "Estamos clavados a
una barca que hace agua, si queremos salvarnos hemos de aflojar las
ataduras". Ya llegará el pavor de los ricos
con el bono basura, la inseguridad jurídica y un corralito sin el paraguas del
Banco Central Europeo.
(Artículo de opinión escrito por Raúl del Pozo y publicado
por el periódico “El Mundo” el miércoles 4 de octubre de 2017)
Raúl del Pozo
(Cuenca, Castilla-La Mancha, 1936)
Escritor y periodista
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