martes, 3 de octubre de 2017

Farrareferéndum como acta fundacional del Estado

  
España se rompe ante la lenidad del gobierno de todos los españoles
 
GOLPE DE ESTADO

Un golpe de Estado es una rebelión contra el orden constitucional organizada por los líderes de tal alzamiento, puesta en marcha por los secuaces más obedientes y seguida por una parte de la sociedad que es ideológicamente enemiga del sistema político vigente o que ha sido aleccionada y fanatizada para que sirva de carne de cañón o peón de brega. Cuando el golpe de Estado se lleva a cabo contra un orden constitucional legítimo, legítimo por democrático, se trata de un golpe de Estado fascista, ya lo dé Agamenón o su porquero. Que no nos despiste el hecho de que todos los golpistas que en el mundo son y han sido enarbolan retóricamente la libertad y la justicia social. Y, hoy en día, no hay golpista que no lleve en la boca los derechos humanos y que no los ensucie al mentarlos como pretexto para su vil designio.
 
 
En estas horas tristes para la patria común han tenido que ser la Policía Nacional y la Guardia Civil quienes hayan tenido que dar la cara en una Cataluña atemorizada por la opresión separatista para defender el Estado de Derecho, las leyes de nuestra Constitución y la propia democracia tratando de impedir un "farsarreferéndum"
 
Lo que el fascismo catalán ha puesto en marcha este oprobioso domingo 1 de octubre, y que se venía pergeñando desde hace tiempo, es un golpe de Estado. Que tengamos la desdicha de que al otro lado esté Rajoy no cambia nada el concepto: en Cataluña los facciosos han dado un golpe de Estado contra mí tanto o más que contra Rajoy. Un golpe de Estado puede ejecutarse con violencia y sin ella, pues de lo que se trata es de bloquear las estructuras y de anular las defensas jurídicas y políticas del Estado legítimo. El de Cataluña ha sido un golpe de Estado sin violencia y con hábil manejo de los resortes mediáticos, la frivolidad de muchos y la debilidad de nuestras convicciones.
 
 
La alta traición por parte del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el jefe mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Luís Trapero, es el delito al que hemos asistido atónitos quienes creíamos en la lealtad y la honorabilidad de los altos cargos públicos
 
Un golpe de Estado fascista puede toparse enfrente a un gobierno capaz y una sociedad leal a su Constitución y comprometida con los valores democráticos y los derechos fundamentales. O no. En España son muchos los ciudadanos que se consideran “antisistema” porque están contra Rajoy y desprecian nuestro régimen constitucional y democrático porque piensan que ellos deberían cobrar más o tener mejor sanidad aun.  Generalmente se trata de narcisistas poco viajados. Y en España tenemos un Gobierno torpe e incapaz, presidido por un verdadero “zombie”. Por eso, a día de hoy, el sistema constitucional y democrático que muchos españoles, catalanes o no, queremos, está desprotegido y dejado de la mano de Dios. Por eso y porque no hay un Ministerio de Asuntos Exteriores que sepa explicarse fuera de España ni un portavoz del Gobierno capaz de explicarse dentro de España. Y, a todo esto, el Jefe del Estado ha desaparecido también. Ni el Jefe del Estado sale a defender la Constitución y a defendernos. Estamos solos.
 

En manos de estos irresponsables hay quien pretende dejar el destino de Cataluña: ¡Pobres catalanes! ¡Pobres españoles! ¡Vuelven las dos Españas! ¡Qué absurdo disparate! ¡Qué inmensa chapuza!
 
Antes eran los sindicatos y partidos de izquierda los que contra los golpes de Estado protegían la democracia y el Estado legítimo. Aquí ya no. El PSOE duda de si serán progresistas los golpistas catalanes, UGT pide tiempo para pensar y CCOO se suma a la convocatoria de huelga general promovida en Cataluña por la patronal más corrupta y sus hijos de papá. Evidentemente, este sindicato, CCOO, no puede ser el mismo que nació en la mina de la Camocha. Escribo estas líneas a lunes, 2 de octubre, y en la Facultad de Derecho donde trabajo. No me consta que ninguna Facultad de Derecho o ninguna Universidad se hayan pronunciado hoy en defensa de nuestra Constitución, nuestros derechos y nuestra dignidad frente a los golpistas. Debe de ser que hoy a todos les tocaba plancha o que se están depilando los valores.

(Artículo de opinión escrito por Juan Antonio García Amado y
publicado por “La Provincia” el martes 3 de octubre de 2017)
 
 
Juan Antonio García Amado
(Ruedes, Gijón, Asturias, 1958)
Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de León

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