lunes, 29 de agosto de 2011

Porque los sacrificios terminan cayendo en el olvido




FERNANDO

Can you hear the drums, Fernando?
I remember long ago
another starry night like this.
In the firelight, Fernando,
you were humming to yourself
and softly strumming your guitar.
I could hear the distant drums
and sounds of bugle calls
were coming from afar.
They were closer now, Fernando.
Every hour, every minute,
seemed to last eternally.
I was so afraid, Fernando,
we were young and full of life
and none of us prepared to die,
and I'm not ashamed to say
the roar of guns and cannons
almost made me cry.





There was something in the air that night,
the stars were bright, Fernando.
They were shining there for you and me,
for liberty, Fernando, though we never thought
that we could lose, there's no regret.
If I had to do the same again,
I would my friend, Fernando.
Now we're old and gray, Fernando.
Since many years I haven't seen
a rifle in your hand.
Can you hear the drums, Fernando?
Do you still recall the faithful night
we crossed the Rio Grande?
I can see it in your eyes:
how proud you were to fight
for freedom in this land.

(Canción compuesta e interpretada por el cuarteto ABBA
en un disco sencillo que se publicó en noviembre de 1975)

 


FERNANDO

 ¿Puedes oír el eco de los tambores, Fernando?
Aún recuerdo otra noche estrellada como ésta,
aunque haya transcurrido tanto tiempo,
junto a la lumbre de una hoguera
mientras cantabas acompañándote
con la guitarra. Todavía puedo sentir
los tambores y el clamor de las cornetas a lo lejos.
El fragor de aquel combate está muy dentro
de nosotros, Fernando. Entonces cada hora,
cada minuto, parecían eternizarse.
Fernando, yo temblaba con mucho miedo.
Éramos tan jóvenes y estábamos tan llenos
de vida, que no pensábamos en morirnos.
Sin embargo, no me avergüenza reconocer
que el rugido de las pistolas y los cañones
casi me hicieron romper a llorar.





Había algo en el aire aquella noche,
los astros brillaban en el firmamento.
Relumbraban para los dos
y por nuestra libertad, Fernando.
A pesar de que nunca contamos
con que podíamos ser derrotados,
no debemos ahora mostrar arrepentimiento,
porque si tuviera que pelear de nuevo
lo haría, tenlo por seguro, Fernando.
Ahora estamos viejos y con canas.
Hace mucho que no veo un rifle en tus manos.
¿Ya no escuchas los tambores cómo retumban?
¿Ya no te acuerdas de aquella noche,
cuando llenos de esperanza cruzamos el Río Grande?
Sé que sí lo recuerdas. Puedo ver destellar
en tu mirada el orgullo de haber luchado

por la libertad de nuestra patria.

(Traducción de Andrés González Déniz)


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