UNA MUERTE PRÓXIMA
Dijeron que había dejado de venir
como todos los días a su puesto de venta
de ciegos. Era el hombre identificado
muerto en una playa de arena y callaos.
Los vecinos sabían algunas de las causas
del suicidio. Un hermano le daba palizas,
después de emborracharlo, para poder quitarle
la recaudación diaria. Luego disimulaba
con el pretexto de que el dinero lo perdía
de modo inconsciente cuando estaba borracho.
Sólo una hija venía a visitarlo
con la mezquina finalidad de robarle.
Ambos eran drogadictos y se aprovechaban
de su estado de invalidez permanente
postrado en una silla de ruedas. Su drama
silente lo desconocía cuando pasaba
por la calle. Me parecía tan cotidiano
y anodino el hecho de verlo allí
como comprarle cupones que nunca premiaban.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
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