Gustavo Pérez Firmat
(La Habana, Cuba, 1949)
Escritor cubano "made in the USA" como él mismo se define
Hermano, yo a ti no te conozco
y tú a mí no me leerás.
Nos separan tu indiferencia y mi cansancio
(o tu cansancio y mi indiferencia, da igual).
Nos separan tus palabras y mis pausas,
tus júbilos y mis vacilaciones.
La cotidianidad, que debiera unirnos,
nos separa también:
tantos años de convivencia sin confluencia.
Porque aquí, entre hermanos,
no existe ni siquiera un camino,
ningún tránsito compartido,
ningún sendero por compartir.
Aquí, entre hermanos,
nadie nunca ha dicho nada a nadie.
Aquí, sencillamente, no ha pasado nada.
Por eso te digo ahora, hermano que no escuchas
(hermano que no existes),
que yo a ti no te conozco
y que tú a mí no me leerás.
Poema del primer libro de Gustavo Pérez Firmat titulado
"Carolina Cuban" que vio la luz de la imprenta en 1987
POEMA TÁCITO
Nunca aprendí a hablar.
Soy profesor de pocas palabras
y poeta de pocos poemas.
La parquedad es mi fuerza.
Entre cubanos, donde ser es oírse,
casi no soy: mi cuchareta es siempre cucharita.
No sé cómo sería yo de niño:
si fabulaba, si inventaba, si contaba historias.
Sé que ahora callo hasta por los codos.
Y nada más.
Pérez Firmat es un exponente de la biculturación anglohispana
VILANOS
La página, único territorio libre de América, donde el régimen lo pongo yo.
He dicho que el exilio nos mutila cuando tal vez lo cierto sea que nos completa.
Exilio y socorro, I de mí.
Sin lengua, deslenguado.
Idioma: maroma, ese lugar adonde me llevan todos los caminos.
Gárgara de exilio: hacer buches de sol y escupir olvido.
Cuando pienso en Cuba, oigo la voz de mi padre, que ya no existe.
Única palma la de mi mano: geografía fluvial que seca el puño.
Hyphen: raya que no cesa.
Hyphen: yaya que no sana.
Hyphen: hacer de trips corazón.
Maestro de exilio, el exilio. Lección de exilio, el exilio. Alumnos de exilio, tú y yo y todos.
Si me dicen Globalization, respondo: destierro.
Si me dicen Diaspora, respondo: exilio.
Si me dicen Hispanic, respondo; cubano.
Si me dicen Latino, respondo: la tuya.
Pero la jodedera no quita la jodedura.
Cubano con rayita, cubano rayado. Me repito, me repito, me repito, me repito, me repito.
En busca del nombre exacto de la cosa: neocubano, poscubano, excubano, transcubano, semicubano, alticubano, recubano, subcubano, contracubano, omnicubano, pancubano, monocubano y un largo archipiélago de otras incubaciones.
En vilo veritas.
Gusano, bicho raro.
Ay, cubano, la estrella de tu bandera es un cocuyo extraviado dentro de un charco de sangre.
No sé cuál será más difícil de aprender, si el arte del regreso o el arte del olvido.
Lección de exilio, lesión de exilio. Tanta distancia, tanto sueño.
San Seacabó, patrono del exilio, ruega por nosotros.
EL ÚLTIMO EXILIADO
Cuando abandonó su casa no apagó el televisor.
No porque pensaba regresar enseguida
sino para prometerse que regresaría.
Durante varias semanas multitudes que escuchaban
discursos desfilaron por la pantalla.
Un tiempo después las autoridades
sacaron los muebles,
tapiaron puertas y ventanas.
Para entonces él ya se hallaba a cientos de millas.
Pasaron los años. Aprendió otro idioma.
televisores en color reemplazaron
los televisores en blanco y negro.
Sus hijos crecieron. Se mudaron a lugares
que él nunca visitaba,
cuyos nombres apenas podía pronunciar.
Cuarenta años después de abandonar su país, murió.
Lo sobrevivieron su esposa, cuatro hijos, siete nietos
y un televisor marca Zenith en un montón de basura
en algún rincón de La Habana.
[Poemas escogidos de una selecta antología de Pérez Firmat, Gustavo: Sin lengua, deslenguado, Madrid, Cátedra, 2017, 1ª edición, (colección "Letras Hispánicas", nº 789), (edición de Yannelis Aparicio y Ángel Esteban), pp. 292, pvp: 13'75 euros]
Una poesía que juega con las palabras como si fueran dados, pero buscando a propósito hallar coincidencias y extrañezas que produzcan un placer intelectual y estético al mismo tiempo
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