martes, 1 de junio de 2021

Una canción que no debió morir antes de morirnos



UNA CHITARRA E UN’ARMONICA

Lui, vagabondo come me,
senza meta, come me,
lui suonava una chitarra ed un'armonica.
Io, io cantavo e lui con me,
io cantavo e lui suonava:
¡Barabam, blem, blem!

Noi eravamo solo due
per i primi tempi e poi
dieci, venti, cento, mille e tutti dietro a noi
e per paesi e per città
tutti insieme cantavamo:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!


Bob Dylan durante su etapa folk en 1963

E c'è chi nasce e resta lì
e chi gira il mondo e va
e va dietro una chitarra ed un'armonica.
Io nella notte stretta a lui
con le stelle sopra noi:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!

Poi venne l'alba e mi svegliai
riconobbi casa mia
era stato tutto un sogno, che malinconia.
E tutto il mondo mi crollò
e negli occhi miei spuntò la prima lacrima,
ma vidi sotto casa mia
un ragazzo nella via
che suonava una chitarra ed un'armonica.
No, non sognavo, c'era lui
che guardandomi suonava:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!

(Canción compuesta por Francesco Franco Migliacci
y Salvatore Ruisi e interpretada por Nada Malanima en 1972)


Nada Malanima
(Rosignano Marittimo, Livorno, Toscana, Italia, 1953)
Cantante y escritora

UNA GUITARRA Y UNA ARMÓNICA

Él, vagabundo como yo,
sin una meta como yo,
tocaba una guitarra y una armónica.
Yo, yo cantaba y él conmigo,
yo cantaba y él tocaba:
¡Barabam, blem, blem!

Nosotros éramos sólo dos en el principio
y luego diez, veinte, cien, mil,
y todos detrás de nosotros.
Por el campo y por la ciudad
todos cantábamos juntos:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!


Nada Malanima interpreta también la canción inmortal
"Ma che freddo fa" ("Hace frío ya") compuesta por Claudio Mattone

Hay quien nace y sigue allí
y quien gira por el mundo y va
detrás de una guitarra y una armónica.
Yo, yo en la noche apretada a él,
con las estrellas sobre nosotros:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!

Entonces llegó el alba y me desperté,
reconocí mi hogar,
todo había sido un sueño.
¡Qué melancolía!
Todo mi mundo se desmoronó
y de los ojos me salió la primera lágrima.
Pero después vi desde mi casa
un muchacho en la calle
que tocaba una guitarra y una armónica.
No, no lo soñaba, era él
que mirándome tocaba:
¡Barabam, blem, blem!

¡Ba, barabam, barabam, blem, blem!

(Traducción de Andrés González Déniz)


Nosotros nos iremos pero las grandes canciones permanecerán

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