martes, 13 de diciembre de 2022

El torero que sufrió una de las cogidas más peligrosas


Julio Aparicio Díaz
(Sevilla, Andalucía, 1969)
Torero descendiente de una dinastía torera

JULITO APARICIO

Afrontó su primera novillada con picadores
en Gandía con diecisiete años recién cumplidos
y ya dejó ver maneras con su manejo lucido
de capa y muleta. Acertado con el estoque,


Le acusaban de preferir las plazas menores porque allí encontraba un público entregado y triunfalista en lugar de tener que toparse con aficionados exigentes y entendidos en los cosos de renombre

lidió dos novillos, en aquella tarde con honores,
pertenecientes al hierro del Torreón. De “pellizco
y duende” calificaron de inmediato su estilo
los críticos que lo vieron. Siguió en plazas menores


Como todo torero artístico, hizo faenas de tronío junto a otras deslucidas

buscando un sitio como hijo y nieto de figuras,
algo difícil por las comparaciones enojosas.
Tomó la alternativa con el toro “Rompelunas”


Durante veinte años fue un gran aspirante a figura histórica del toreo

en la Real Maestranza de Sevilla. La mala sombra
lo atrapa cuando padece una grave fractura
del maxilar por una cornada de cuello a boca.

(Poema escrito por Andrés González Déniz)


El viernes 21 de mayo de 2010, participando en la Feria de San Isidro en la plaza de Las Ventas, el diestro recibió un cornalón tan sangriento y espeluznante que, para salvar la vida, tuvo que ser operado durante seis horas en un quirófano del Hospital 12 de Octubre en Madrid

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