viernes, 31 de octubre de 2014

Éranse una vez los voluntarios de la División Azul


Soldados del Regimiento 263 de la División Azul española
equipados con los uniformes del Ejército de Tierra alemán

OBJETIVO LENINGRADO

                                             A Gregorio, in memoriam

Nuestra mayor preocupación era llegar tarde
a la conquista de Moscú. El veintidós de junio
del año de mil novecientos cuarenta y uno
las fuerzas militares de la Wehrmacht, imparables,


Despedida de los primeros divisionarios

invadían la Unión Soviética con sus panzers
y tres millones de efectivos. El treinta y uno
de julio los quintos españoles vieron el fruto
de su instrucción jurando lealtad en el combate.


Columna de la División Azul cruzando la frontera rusa

Desde Grafenwöhr partieron a pie en una marcha
de más de mil kilómetros hasta el río Volchov.
Rusia era la culpable, según la propaganda,


Combatientes españoles en el frente de guerra

y había que poner término a la perversión
bolchevista. “Nos cubriremos de gloria”, clamaban
los jóvenes que en la derrota la tierra cubrió.

(Poema escrito por Andrés González Déniz)


Cerca de 5.000 voluntarios españoles perecieron
tanto por acciones en combate como por el frío

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