[Marchamalo, Jesús: Tocar los libros, Madrid, Fórcola, 2016,
(colección "Singladuras"), pp. 121, pvp: 12'02 euros]
TOCAR LOS LIBROS
Los libros son para tocarlos, olerlos, subrayarlos, anotarlos y leerlos hasta dejarlos esguardamillados, como decía Dámaso Alonso. He aquí el homenaje de un bibliómano al vicio menos vituperable, a la adicción más constructiva, a "la más excusable de las pasiones", en palabras de don Ramón Miquel y Planas (Barcelona, 1874 - 1950), bibliólatra catalán citado en el presente volumen.
Dámaso Alonso
(Madrid, 1898 - 1990)
Filólogo, escritor, poeta y crítico literario
Jesús Marchamalo reúne en esta obrita algunos recuerdos lectores interesantes sobre la bibliofilia. Uno de ellos realmente impresiona: el de aquel visir persa que se hacía llevar su biblioteca de 117.000 ejemplares a donde quiera que iba en una caravana de 400 camellos. Y transportándolos, además, por estricto orden alfabético. O la leyenda según la cual Ramón Gómez de la Serna tenía varias casas en Madrid porque cada vez que llenaba una de libros éstos terminaban expulsándole y tenía que buscarse otra.
Ramón Gómez de la Serna
(Madrid, 1888 - Buenos Aires, 1963)
Escritor vanguardista
Como uno de los placeres de la lectura consiste en detectar erratas, esta edición no podía fallar en ese apartado. En efecto, vemos en la página 26 mal escrito "Vicks Vaporub" (le falta la "s"), un ungüento a base de mentol y eucalipto muy popular a finales del siglo pasado. En la página 54 sobra la preposición "de": "se pueden cambiar los muebles de la cocina, las butacas estilo imperio del salón, el tresillo, la cómoda isabelina de la abuela Maximina, cualquier cosa, excepto de los libros". En la página 92, la que sobra es la preposición "a", que debe ser sustituida por "de": "Lowry estuvo a punto a (de) perder el manuscrito de Bajo el volcán cuando ardió una habitación de su casa, al parecer de forma fortuita".
Malcolm Lowry
(Cheshire, 1909 - 1957)
Novelista y poeta inglés
Lo que ya no resulta tan lúdico es que se cometa un error de bulto y, a pesar de las varias ediciones y el éxito de este título, no se haya corregido ni nadie se lo haya indicado al autor. Me refiero a que en la página 51 se afirma tan alegremente que Reinaldo Arenas en las cárceles castristas se consolaba leyendo La Eneida de Virgilio, cuando cualquiera que haya leído su novela autobiográfica Antes que anochezca sabe que el Virgilio mencionado en dicho texto es el escritor cubano Virgilio Piñera (Cárdenas, 1912 - La Habana, 1979). Lo que leía Reinaldo en las infectas cárceles castristas era La Ilíada de Homero, según confiesa en la obra referida.
Gastón Baquero
(Banes, 1914 - Madrid, 1997)
Escritor y poeta cubano
Libros como éste son una especie de contraseña que utilizan los bibliómanos como el que esto escribe. Saber que hay más gente que ama los libros y se plantea qué hacer con ellos, cuando su número nos abruma, es alentador. El vicio multitudinario de la acumulación de tomos en las estanterías, las cajas, el suelo, las mesas, las habitaciones, (¡hasta en la tina del baño en el caso de Gastón Baquero!), por lo que veo con solidario alivio, es un naufragio compartido.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Jesús Marchamalo García
(Madrid, 1960)
Escritor y periodista
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