Al pie de la encina bajo la
que Zeus meditaba
y las alegres dríades hacían
danzas festivas
enlazándose en corro con sus manos,
y con cintas
ciñendo el grueso tronco de
cuyas ramas guirnaldas
pendían, el temerario Erisicton
despreciaba
a los dioses y taló el árbol
con un hacha. Caída
la madera al suelo se oyó
cómo Ceres gemía
y sangre desde el interior de
la corteza manaba.
Pidieron auxilio las ninfas a la diosa tesmófora
Deméter quien, indignada, decide enviar a Limos
para que reconcoma por dentro al hijo de Tríopas
y su hambre nunca se sacie. La hacienda devora
y la de su padre, vende a su hija a distintos
varones y acaba engulléndose a sí mismo.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
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