Ignacio Escuín Borao
(Teruel, Aragón, 1981)
Poeta, narrador, editor, profesor y crítico literario.
Licenciado en Filología Hispánica y Doctorado
en Teoría de la Literatura y Literatura comparada
XIX
Fui joven en una época dorada,
y en las tardes tristes preparaba chocolate.
Me decía "esto no es grave, no pasa nada,
el tiempo lo curará o esto también pasará".
No hay manera de decirle al alma no,
no te acepto, no te aprecio, no te quiero.
No es hacer imposible lo posible,
morder las alas del viento para que cese.
No, no hay, ni habrá.
XXVIII
La historia se construye a cada paso,
camina hacia ningún sitio
en busca de algo desconocido.
Enamorarse era el fin, y nunca fue origen
pero el peso perseguía el sueño con los ojos
más tristes que alguien alguna vez hubiera visto.
De cuantas personas habitan en este mundo
la mitad luchan por un ideal
de amor de cielo y luna, la otra mitad desiste
porque no encuentra un lunes feliz.
Una agenda está repleta de días grises,
pero entre todos podemos hacer de la nada
el lúcido final de la noche.
No esperes una luz en el camino,
tan solo deja que la luz lo recorra todo.
VARIACIÓN XXIX
Éste ha de ser el verano más terrible de tu vida.
Sólo con mirar el sol entiendes
que no estás en ningún sitio
porque has dejado de ser y al mismo tiempo,
desasosiego, estás en todo mal y en toda ruina.
Alicaído, buceas las noches que fueron
y no son ni serán, acaso nunca lo fueron,
porque la duda ya vive en ti
como antes viviste tú en ella.
Deshojas la margarita y todos los pétalos
dicen lo mismo: no lo suficiente.
Hoy el sol pasea indolente
sobre los restos que la noche
ha dejado en la hierba recién cortada. Se posa
en cada esquina pero no es por ti por quien luce,
nunca lo fue, y lo sabes. Pero crees que había en él
un gran ciclo cósmico, era el bosón de la naturaleza
y hoy no eres ni un tercer objeto para nadie.
Para vivir, para morir, solo estás en este mundo.
"The lonely man"
Clark Hulings
(Florida, 1922 - Nuevo México, 2011)
Pintor realista
XXXI
Ha llegado el tiempo en el que el miedo
me persigue y lo persigo,
danza que va y viene y deshoja
para ti una margarita marchitada,
la sombra de un sol ido.
Los últimos versos serán graves,
como los tiempos de nuestras vidas.
Cualquier recuerdo de haber sido felices
es, apenas, el reflejo en un lago
lejano de fuegos artificiales que otros lanzan.
Son los días más tristes que recuerdo
y he vivido. Es como si el sol
se hubiera apagado para mí
o me evitara.
[Poemas de Nacho Escuín publicados en Huir verano, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2014, 1ª edición, (colección "Tierra", nº 22), pp. 64]
Cubierta del poemario publicado el 6 de octubre de 2014
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