martes, 28 de febrero de 2017

Un celuloide lastrado por el divismo del director


 
La cinta tiene 129 minutos de duración
 
“LIVE BY NIGHT”
("VIVIR DE NOCHE")
(2016)
 
Ésta es una película que contiene todo lo necesario para convertirse en un clásico: ambientación inmejorable, vestuario adecuado, actores secundarios magníficos, banda sonora precisa, voz narrativa en tercera persona con un tono grave que le confiere hondura lírica a la historia, localizaciones preciosas, fotografía exquisita, guion insuperable, un presupuesto alto de 65 millones de dólares, y sin embargo, el resultado fracasa estrepitosamente en taquilla recaudando solamente un poco más de 21 millones.
 
 
Ben Affleck
(Berkeley, California, 1972)
Cuaja una actuación decepcionante sin dar credibilidad a su personaje,
además de dirigir la película con un esquematismo maniqueo e infantil
 
Aunque parte de la crítica estadounidense haya querido explicar este fiasco en función de los estrenos que le hicieron la competencia (“Monster Trucks”, “Silence”, Patriots Day”, “The Bye Bye Man”, “Sleepless”), la verdadera razón del fracaso artístico y comercial quizá esté en el meollo mismo del film, concretamente en su director y actor principal: Ben Affleck.
 
 
Mary Elle Fanning
(Conyers, Georgia, 1998)
Puso toda su delicadeza y hermosura al servicio de una sutil actuación
 
La sensación que uno tiene es la de estar asistiendo al capricho filmado de un niño rico que se ha hecho maduro desarrollando una visión pija y semianalfabeta del mundo. Algunos crímenes vienen sin ton ni son en la película y Affleck comienza muy bien su interpretación hasta que va derivando en un actor con un solo registro: se pasa todo el largometraje serio y rígido como un huso.
 
 
Robert Glenister
(Hertfordshire, Inglaterra, 1960)
y
Sienna Miller
(Nueva York, USA,1981)
El primero dio una lección de cómo debe ser un malvado insufrible
y la segunda de cómo se las gasta una arpía sin redención
 
Es de lamentar que la novela de Dennis Lehane en que se fundamenta este trabajo cinematográfico haya quedado devaluada por el infantilismo de un director que caricaturiza escenas como la del castigo con una fusta del sheriff Irving Figgis a su hija Loretta, el momento conmovedor en que recibe las fotos depravadas de su hija enganchada a la heroína y prostituida; el impostado asesinato de Pruitt, al que despachan de modo demasiado fácil y poco trabajado, el trato ligero y rápido dado al Ku Klux Klan, la sobrevenida e imposible alianza entre Maso Pescatore y Albert White, o la increíble invasión de un ejército de gangsters vengadores para acabar con los jefes de la mafia irlandesa e italiana de un solo golpe. Y todo, con un Ben Affleck desabrido que parece noqueado mostrando la misma expresión facial tiesa e incapaz de mover una sola ceja.
 
 
Remo Girone
(Asmara, Eritrea, 1948)
Encarnó el prototipo paradigmático de un capo de la Cosa Nostra
 
Leonardo DiCaprio puso parte de su dinero en la producción, pero otra cosa hubiera salido si él la protagonizara y le hubiera dejado el mando de la cámara a Martin Scorsese, ya que Francis Ford Coppola está muy mayor. El desastre no lo salvan ni las frases brillantes del libro sobre el que se ha basado el guion, como por ejemplo: “las leyes cambiaban y los que las hacían se libraban de su cumplimiento”, “lo que haces, siempre regresa” o “la arrogancia conduce a la seguridad, y de ahí a la ignorancia hay un solo paso”. Lástima de dinero perdido, una pena el tiempo y el esfuerzo derrochados que se han ido al garete por el narcisismo de un niñato crecidito de Hollywood.
 
(Reseña crítica escrita por Andrés González Déniz)
 
 
Zoe Saldana-Perego
(Passaic, Nueva Jersey, 1978)
Tanto ella como Ben Affleck hicieron una actuación tan desastrosa
que más parecen dos turistas que se hubieran entrometido en el film

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