La primera imagen que tuve de Pisa fue la de una enorme tarta nupcial inmaculada y blanca. Fue una potencia marítima que compitió en el Mediterráneo contra Génova, Venecia, Amalfi y Barcelona. También luchó contra los sarracenos y obtuvo preeminencia gracias a la Primera Cruzada en la que salió victoriosa junto con sus aliados cristianos. Al final, fue derrotada por los genoveses en la batalla de Meloria (1284) y en 1406 fue vendida a Florencia, pero sus rivales también fueron cayendo de un modo u otro después. Livorno pasó a ocupar su puesto de puerto principal mientras que en el interior compite con Lucca y Siena para atraer los visitantes que acuden a la Toscana, tierra de los etruscos por excelencia. El escritor Gabriele D´Annunzio bautizó como "Piazza dei Miracoli" al conjunto del Duomo, Baptisterio y Campanile. Básicamente es obra de los arquitectos Nicola (padre) y Giovanni Pisano (hijo), además de un misterioso Diotosalvi que trabajó en el Baptisterio. La inclinación de la torre es para mí el símbolo de la propensión al arte de toda Italia.
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