La voz de Eydie Gorme late detrás de la ciudad eterna cada vez que pienso en ella. "Roma, Roma de mi vida. Roma, Roma de mi amor. No me importa la distancia, si estás en mi corazón. Suena, suena la guitarra, mientras lloro de emoción. Roma tiene los encantos que me inspira su ilusión."
Aquí estamos Rubén, Olivia, Verónica y César frente al Arco de Constantino, el emperador que ordenó asesinar ahogada en una piscina a su esposa Fausta e hizo ejecutar a su hijo Crispo. El hombre que financiaba la construcción de iglesias cristianas a su madre Helena, deseosa de obtener el perdón de sus pecados por haber instigado esos horrendos crímenes. ¡Qué hermosa es la piedra tallada y cuán horrible la crueldad del homenajeado! Los arcos triunfales son una maravilla arquitectónica que los romanos tomaron de los etruscos, a quienes les gustaba ponerlos a la entrada de las ciudades. Algún día quisiera ir a Cerveteri para honrar las tumbas de sus necrópolis, así como también sueño con poder visitar Orvieto, en la Umbría, para recorrer sus cavernas, galerías subterráneas y pozos.
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