No sé quién esculpió estos angelitos de una pila bautismal a la entrada de la basílica de San Pedro en el estado vaticano. Pero sí sé que la plaza porticada y el baldaquino son obra del mayor artista de todos los tiempos: el arquitecto, escultor, pintor y escritor Gian Lorenzo Bernini. Por eso no me sorprendería que fueran estos maravillosos querubines obra suya. Pocos como él estarían tan dotados para esculpirlos. Claro que pudieron ser también obra de Miguel Ángel Buonarroti, autor de La Pietá que aparece en la iglesia según se entra a la derecha. Algunos grandes nombres de la historia del arte dejaron su impronta en esta maravilla arquitectónica del catolicismo: Bramante, Sangallo, Peruzzi, Miguel Ángel y Bernini. Nunca podremos pagarles lo que hicieron.
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