domingo, 28 de diciembre de 2008

Una biografía suculenta


He aquí un libro que alimenta la pasión por la lectura y la vida. Se centra en la relación que mantuvieron el hombre más rico del mundo y la mejor soprano de la Historia. El drama de un romance cuyo núcleo perduró nueve años para terminar entre discusiones a gritos e insultos. Ella lo llegó a llamar "tourkosporos barrigudo" y él "zorra con un silbato en la garganta". Onassis creía que todo se podía adquirir y que las mujeres siempre costaban dinero. De todos modos, entre él y Maria Callas hubo algo más, pues compartían el idioma, las costumbres, los mitos, la filosofía, las supersticiones, el mar, las islas, los antepasados y la cocina griegas.
Fueron dos personas que se hicieron a sí mismas desde la nada. Aristóteles escapó de las matanzas turcas perpetradas sobre los griegos en Esmirna, su ciudad natal. Corría el año 1922. Maria Callas tuvo que emanciparse de una madre cruel y explotadora, Evangelia Kalogeropoulos, que llegó incluso a prostituirla cuando alemanes e italianos ocupaban Grecia en 1944, durante la II Guerra Mundial.
He aquí la tragedia de una mujer que fue perdiendo las cualidades vocales y sentía pánico sólo de pensar en regresar a los escenarios. He aquí el hombre al que no gustaba la ópera porque le parecía un batiburrillo de cocineros haciendo estrépito con sus cacerolas. El rey Midas que creyó poder comprarlo todo hasta que su hijo Alexander murió en un accidente de avioneta y no lo pudo resucitar con toda su fortuna. Ambos, Aristo y María, tuvieron un hijo que nada más sobrevivió dos horas, tras un parto prematuro a los ocho meses de ser gestado. No habían inscrito todavía su nombre en el archivo de nacimientos cuando tuvieron que registrarlo en el de defunciones. En esta fotografía se ve al multimillonario Aristóteles Sócrates Onassoglou reverenciando a las tres de la madrugada en el hotel Dorchester de Londres a la diva y al que era su marido y mentor operístico, Giovanni Battista Meneghini. Ella se retiraba, alegando cansancio, de la cena con baile que se celebraba en homenaje suyo. A lo largo de la velada sonaron tangos durante toda la noche por ser de su predilección. Después vendrían los cruceros mediterráneos en el lujoso yate Christina con Winston Churchill a bordo, las óperas que cantara al aire libre en el teatro de Epidauro, la visita al volcán de Santorini, a los oráculos de Delos y Delfos, a las islas de Capri, Mikonos, Rodas e Ítaca, la fascinada visión de los burdeles en Esmirna, incluso los periplos que pasando por Las Palmas de Gran Canaria realizaron por el Caribe, hasta que llegó la traición en forma de boda interesada con Jacqueline Kennedy, la mujer que se pasaba los días de compras malgastando el dinero de Onassis. A partir de ahí todo fue en declive y Nicholas Gage lo cuenta con profusión de datos y esmero en la concisión para el placer de los lectores. He disfrutado como un crío leyéndolo y por eso lo incluyo en este blog.

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