viernes, 2 de diciembre de 2011

De un poeta cultivado, veneciano y decadentista


Guillermo Carnero Arbat
(Valencia, 1947)

PAESTUM

Los dioses nos observan desde la geometría
que es su imagen.
Sus templos no temen a la luz,
sino que en ella erigen el fulgor
de su blancura: columnatas patentes
contra el cielo y su resplandor límpido.
Existen en la luz.
Así los pueblos bárbaros
intuyen el tumulto de sus dioses grutescos
que son ecos forjados en una sima oscura:
un chocar de guijarros en un túnel vacío.
Aquí los dioses son,
como la concepción de estas columnas,
un único placer: la inteligencia
con su progenie de fantasmas lúcidos.


Templo de Poseidón en la ciudad romana de Paestum,
antigua colonia griega de Posidonia, situada a 92 km al sur de Nápoles
(Siglo V a. C.)


RAZÓN DE AMOR
(SEPULCRO EN LOMBARDÍA)

Vuela por el silencio la ternura
al regazo del oro fatigado
que abriga un cuerpo en mármol desmayado,
ausente en el disfraz de su blancura

y mi mano se pierde en la tersura
del pecho agudo, craso y abombado;
deseo embellecido y abreviado
sin la presencia, mas con la figura:

el presente en especies de memoria
anticipa su paz y su nobleza
y el término es el punto de partida

en que se omite la mezclada gloria
de vacuidad, de encanto y de vileza,
que por imprecisión llamamos vida.


Tumba de San Agustín en la iglesia de San Pietro in Cielo d'Oro
en la ciudad lombarda de Pavía, antigua Ticinum


VEJEZ DE JUAN BAUTISTA TIÉPOLO

Esta noche ha nevado y hace frío;
el agua corre, repitiendo
una interrogación ya sin pregunta.
Más allá del jardín hay hambre y lodo,
y se cubren de cuervos las fronteras.
Nunca supe ni quise
mirar de frente el curso de las horas:
sólo escuché su blanda melodía
en un reloj dorado,
acorde de belleza sin aviso,
y nunca probé el agua de una fuente
sino entre las rocallas y las cariátides
de la gruta de mármol de un ninfeo.


Ninfeo o fuente sagrada de Villa Borromeo Visconti Litta 
en el municipio italiano de Lainate


Ignoré la victoria de la muerte,
la sordidez, el mal, la cobardía,
entre nubes y muros que afirmaban
un sueño de virtudes inmortales:
piedad de Eneas, magnanimidad
de Alejandro, bravura de Perseo,
clemencia de Escipión, candor de Dido,
pero la soledad, la cobardía,
la sordidez, mezclaban mis colores.
Coronada de pámpanos y rosas,
la muerte me tendía los pinceles.


"Armida abandonada por Rinaldo"
Giovanni Battista Tiepolo
(Venecia, 1696 - Madrid, 1770)


BACANALES EN RÍMINI
PARA OLVIDAR A ISOTTA

En unas breves horas puede el vino
en la dulce demencia del festín,
y las arpas, laúdes, las delicadas sedas,
aplacar el amor como la cólera.
¿Qué queda como presa a la vejez,
qué peor enemigo que este arte
de conservar la vida?


Tumba de Isotta degli Atti en el templo malatestiano
de la Chiesa di San Francesco en la ciudad de Rímini


El brillo de los mármoles labrados
no ocultará tu muerte. No seremos,
dentro de poco ya, ni estos dorados
cortinajes, las vívidas hogueras,
el carmesí arrugado tras la danza
ni el líquido destello tras las gemas
en los rubios cabellos tras el baño.
Proclaman en el llano azul los fresnos
el baño de las ninfas.


"Ninfas bañándose en el río"
Raymond Auguste Quinsac Monvoisin
(Burdeos, 1790 - Boulogne-sur-Mer, 1870)


Un tropel de centauros te cerca.
Todos estos brillantes candeleros
y telas han de prevalecer sobre nosotros.
Quizá será la muerte la única certeza
que nos ha sido dado alcanzar sobre la tierra.
Escuchad cómo rasga una hoja lentísima
los tapices del palio, cómo se desvanecen
esos versos unidos a la música,
cómo la proa del Buccentoro,
sumergiendo en el agua los flecos amarillos,
se acerca, con los rojos gallardetes al viento,
mientras flotan sin rumbo cadáveres y rosas.


"El Bucentauro volviendo a San Marcos en el Día de la Ascensión"
Giovanni Antonio Canal
"Il Canaletto"
(Venecia, 1697 - 1768)

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