martes, 21 de agosto de 2012

Cuando la miseria era dura y no la llamaban crisis



LOVE OF THE COMMON PEOPLE

Living on free food tickets.
Water in the milk from a hole in the roof
where the rain came through,
what can you do?
Tears from your little sister
crying because she doesn't have
a dress without a patch
for the party to go,
but you know she'll get by.
‘Cause she's living in the love
of the common people,
smiles from the heart
of the family man.
Daddy's gonna buy you
a dream to cling to
and mama's gonna love you
just as much as she can,
and she can.




It's a good thing
you don't have busfare.
It would fall through
the whole in your pocket
and you'd lose it
in the snow on the ground.
You gotta walk into town to find a job
trying to keep your hands warm
when the hole in your shoe
let the snow come through
and chills you to the bone.
You better go home where it's warm.
Where you can live in the love
of the common people,
smiles from the heart
of a family man.
Daddy's gonna buy you
a dream to cling to
and mama's gonna love you
just as much as she can,
and she can.




Living on a dream ain't easy,
but the closer the knit, the tighter the fit,
and the chills stay away
just take them in stride
for family pride.
You know that faith is your foundation
and with a whole lot of love
and a warm conversation.
But don't forget to pray
it's making it strong where you belong.
And we're living in the love
of the common people,
smiles from the heart of a family man.
Daddy's gonna buy you
a dream to cling to.
Mama's gonna love you
just as much as she can,
and she can.

(Canción compuesta por John Hurley y Ronnie Wilkins en 1967 e interpretada por varios artistas, pero especialmente por Paul Young en el álbum “No Parlez” publicado en 1983)




EL AMOR DE LA GENTE POBRE

Vivíamos con cartillas de racionamiento
y recogíamos las goteras del techo
por donde se filtraba el agua de la lluvia
con una botella de cristal vacía.
¿Qué otra cosa mejor podíamos hacer?
Mi hermana pequeña lloraba
porque no tenía ningún vestido
sin parches para ir a una fiesta
a la que de todos modos iría.
Lo resistíamos todo viviendo
al calor de una familia unida
con el optimismo de papá
en el corazón del hogar.
Mi padre siempre nos prometía
que iba a comprarnos un sueño
al que nos aferrábamos, mientras mamá
nos repartía todo el cariño del que era capaz.




Nos resultaba mejor no tener bonos
para el autobús, porque podían perderse
al caer en nuestros bolsillos agujereados
y deslizarse por los pantalones
hasta quedar ocultos bajo la nieve en el suelo.
Teníamos que desplazarnos hasta el pueblo
para buscar un empleo
intentando mantener las manos calientes,
a pesar de que la nieve se colaba
por los zapatos rotos, calándote de frío
hasta los huesos. Lo mejor era
el regreso a casa, el cobijo del hogar,
donde podíamos ser felices
con el cariño de nuestros hermanos
y la mirada afable de papá sonriéndonos.




Lograr conseguir un sueño no es fácil,
pero a más dificultades, mayor ha de ser
la perseverancia. El frío del invierno
se aleja si te lo tomas con calma
y con un sentido de unión familiar.
La fe es tu sólido cimiento
si la vives con mucho amor
y conversaciones cálidas,
sin olvidar los rezos que te fortalecerán
a ti y a los vínculos con los tuyos.
Así es cómo salimos adelante,
compartiendo el amor cotidiano
presidido por la alegría de nuestro padre.
Él solía decir que iba a comprarnos
unos juguetes de ensueño de los que nunca
íbamos a cansarnos. Y mamá siempre
andaba de un lado para otro por todos
los rincones de nuestra pobre casa
derrochando todo el amor que podía darnos.

(Traducción de Andrés González Déniz)


Paul Antony Young
(Luton, Inglaterra, 1956)

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