viernes, 23 de agosto de 2013

El hombre que pretendía reinventarse a sí mismo

 
Leonard Rossiter
(Liverpool, 1926 - Londres, 1984)
El actor que interpretó a Reginald Perrin en la televisión
 
CAÍDA Y AUGE
DE
REGINALD PERRIN
 
"El amarillo y el rojo eran los colores que simbolizaban Postres Lucisol y todo lo que representaba la marca"
 
"David Harris-Jones andaba como si creyera que en cualquier momento le iba a salir al paso una viga baja. Al acomodarse, el sillón dejó escapar una ligera pedorreta"
 
"No habría llegado adonde estoy hoy si no supiera reconocer un caballo ganador cuando lo veo"
 
"¡La nuestra no es de esas horribles empresas que creen que después de los cuarenta y seis un hombre ya no vale para nada!
 
"El médico era un hombrecillo marchito cuya cara estaba repleta de pliegues de piel sobrante. No importaba qué enfermedad tuviese uno: él siempre la tenía peor"
 
"Prueba los flanes Lucisol: ¡son flantásticos!"
 
"La tienda de la esquina, en un derroche de imaginación, se había bautizado como La Tienda de la Esquina"
 
"En el compartimento del metro había una chica de unos veinte años que vestía minifalda y tenía los muslos algo gruesos. Aunque nadie se los estaba mirando, todos los hombres los tenían fichados con el rabillo del ojo"
 
"Esther Pigeon, al tener unas rodillas que daban ganas de abrazar, pero una cara que no decía nada, tendía a ser ignorada por el 92'7% de los hombres que transitaban"
 
"Quería decirles que él también tenía amigos, aunque apenas los veía ya. Quería decirles que en la vida no le habían faltado momentos de ternura, que no siempre había sido un zampabollos solitario en el mundo de las mesas llenas"
 
 
Portada del libro publicado en idioma español
por la editorial Impedimenta en el año 2012
 
"Se quedaron mirando al yak, el yak les miró. Nadie dijo nada. Poco se puede decir sobre un yak"
 
"El jaguar animal se quedó mirando aturdido el jaguar coche sin sentirse aludido por el parentesco"
 
"Había dos leones despeluchados tirados de cualquier manera sobre el césped. Parecían abochornados, como si supiesen que estaban fuera de lugar. Más que los reyes de la selva, parecían los bufones de la corte"
 
"¿Qué intentaba demostrar? ¿Que no era tan sólo el fruto de deslices freudianos, experiencias traumáticas, mala educación y vacío capitalista? ¿Que era algo más que el producto de todos los segundos de todos los minutos de todos los días de sus cuarenta y seis años? ¿Que su pasado no era el carcelero de su futuro? ¿Que no moriría en un minuto concreto de un día concreto que ya estaba prefijado de antemano? ¿Que era libre?"
 
"De vez en cuando nos salen palabras de los labios, pero nunca hablamos de nada de verdad"
 
"Leyó un par de artículos sobre María Callas, a quien jamás conocería; sobre Bolivia, adonde jamás viajaría; y sobre la carpa fría a la rumana, un plato que nunca comería"
 
"¿Hacía falta interpretar esos roles patéticos —niño de teta, hijo, padre, abuelo, viejo chocho— una generación tras otra?"
 
"Unas tías puñeteras, las verrugas. Te sale una y, en menos que canta un gallo, tienes verrugas hasta debajo de la lengua"
 
"Cuando yo era joven les tenía envidia a los adultos. La gente de cuarenta y tantos años me parecían personas confiadas y respetables. Pues ahora yo tengo cuarenta y seis, pero no me siento ni confiado ni respetable. Y veo a los jóvenes pavoneándose por ahí... tan seguros de sí mismos, tan confiados... Dan miedo"
 
"Nunca llegaremos a conocer los pensamientos secretos de los demás. Nunca llegamos a saber del todo lo anormales que somos"
 
 
David Gordon Nobbs
(Petts Wood, Kent, 1935)
El autor de la saga sobre Reginald Perrin,
un escritor muy bien dotado para la comedia
 
"No me gusta nada hacia dónde va el mundo"
 
"Se sentó un momento a la mesa de Joan y se preguntó cómo sería ser ella. Se palpó los muslos imaginándose que eran los de ella, imaginándose que era ella palpando los muslos de él, imaginándose que era ella palpando sus propios muslos"
 
"Nunca uses dos palabras donde puedas usar una"
 
"Nunca habría llegado adonde estoy hoy si no hubiera aprendido a tratar a la gente"
 
"Nosotros no somos una de esas empresas que exprimen a los jóvenes y luego los tiran a la cuneta. ¡Valoramos mucho la experiencia!"
 
"Hasta la fecha siempre había tenido una habitación propia en el hospital, pero con esta crisis tan horrible no puedo permitírmela. Esto no va a acabar bien, y es por culpa del gobierno laborista. ¡Y a ésos sí que no los ves en salas compartidas!"
 
"De cada mil personas, unas cincuenta son impotentes a los cuarenta y seis. A esa edad, los periodos esporádicos de impotencia son aún más habituales"
 
"Los personajes de los libros siempre están más dotados de la cuenta. Los novelistas lo hacen con la esperanza de que la gente crea que se trata de algo autobiográfico"
 
"Es imposible mantener la pasión por una mujer que se pasea desnuda por la casa el día entero"
 
"Entré en una rutina pesada:
todo el rato cambio, cambio, cambio"
 
 
La primera novela de la tetralogía se publicó en 1975
y al año siguiente se convirtió en una serie televisiva de la BBC
 
"No habría llegado adonde estoy hoy si te hubiera permitido hacerme quedar mal a cada momento.
—¿Y dónde estás hoy, si se puede saber?
—No dijo nada; tenía un matrimonio ideal y no iba a permitir que su propia esposa se lo estropease"
 
"Admiro a los gatos. Os creéis que os tenemos calados y un buen día cogéis y desaparecéis. No se os ve el plumero en dos semanas, os damos por muertos y entonces volvéis"
 
"Aceptar la caridad requiere
tanta generosidad como darla"
 
"No somos de ese tipo de empresas donde la gente se da el capricho de manosear a sus secretarias"
 
"No habría llegado adonde estoy hoy si hubiera llevado calzoncillos con la cara de Beethoven estampada"
 
"El tiempo no espera a nadie"
 
"Empiezo a comprender que no es usted capaz de desempeñar su cargo actual. Ni siquiera sería capaz de organizar una partida de strip-póquer en un burdel"
 
"El que tiene padrinos se bautiza"
 
"Los pigmeos se pasan el día en cueros, en pelota picada. Ochenta centímetros, un metro como mucho, en ese plan. ¡Y los colegas no habían tenido nunca complejo de inferioridad! Como que en su vida no habían visto un solo hombre blanco... así que no sabían lo enanos que eran. Pero entonces llegaron cuatro misioneros y se dieron cuenta de lo tapones que eran. ¡Cielo santo, somos enanísimos, somos unos tapones, unos pigmeos! Y entonces les entró el síndrome de agresión defensiva. Resultado: se almorzaron a los misioneros. Con cuatro misioneros comieron trescientos pigmeos"
 
 
La segunda entrega recibió este título:
"El regreso de Reginald Perrin"
(1977)
 
"El destino le había repartido a Jimmy unas cartas bastante malas: nació demasiado tarde para ir a la guerra, había descubierto que estaban planeando licenciarle del ejército a los cuarenta, le habían trasladado de un destino horrible a otro, se le morían todas las clemátides, y encima, su mujer bebía"
 
"Hoy en día la fruta se clasifica, se normaliza, se pulveriza, se criba, se congela y se colorea artificialmente. El sabor es lo de menos, lo que cuenta es el aspecto"
 
"También a las personas se las clasifica, se las separa y, a las que mejor aspecto ofrecen, se las forma para ser gerentes, modelos, dependientes o relaciones públicas. Se las normaliza, se las pulveriza con afán de lucro, para que no sobreviva ningún feo pensamiento impropio de un gerente, se tiñen sus ideales de un azul claro agradable y seguro, y se congela su conciencia social"
 
"El progreso, el crecimiento. ¡Ésa es otra! tenemos que crecer. Un seis por ciento al año, o lo que sea. Más gente transportando más lavadoras en camiones más grandes por autovías más anchas. Más científicos analizando los efectos de más pesticidas. Más sustancias químicas para curar la contaminación causada por más sustancias químicas"
 
"La sociedad funciona mejor cuando yo trago más de la cuenta y tengo que comprar entonces más productos adelgazantes, para caer así enfermo y comprar así más pastillas. ¡Necesitamos un superávit de dotos para poder vender nuestro superávit de antídotos!"
 
"Miren esos árboles de ahí fuera: pronto los talarán para hacer un aparcamiento subterráneo"
 
"Creo en el nihilismo en la medida en que creo en la ausencia de ismos. Sé que no sé y creo en no creer. Por cada hombre que cree en algo, hay otro hombre que cree en lo contrario. ¿Cuántas guerras se habrían librado, a cuántos hombres habrían torturado en este mundo si nadie hubiese creído nunca en nada?"
 
"¿Acaso el sol brillaría con menos intensidad si la vida no tuviese sentido? ¿Acaso los ruiseñores cantarían con menos dulzura? El ser humano es el único animal lo suficientemente neurótico para creer que la vida ha de tener un sentido"
 
"No habría llegado adonde estoy hoy si hubiera recibido cartas anónimas en mi buzón. Aunque tampoco habría llegado adonde estoy hoy si no me hubiera hecho algún que otro enemigo"
 
"Juzgar las cosas por sus resultados es de necios"
 
 
El tercer volumen fue titulado
"El mundo mejor de Reginald Perrin"
(1978)
 
"El condado de Devon era un lugar donde en todas las fincas se anunciaba el té típico de Devon y todas las pensiones se llamaban El Devónico"
 
"Ya nada sabe a nada. Era mucho mejor antes, cuando se diferenciaban las estaciones. Todas las frutas parecían saber mejor cuando sólo podías comerlas unas semanas al año"
 
"La ausencia hace que el cariño arraigue"
 
"Hacerse pasar por extranjero tiene sus desventajas: de repente todo resulta muy caro"
 
"La vida interior es mucho más satisfactoria"
 
"Nunca podemos escapar de nuestro destino porque, nos pase lo que nos pase, acabará convirtiéndose en nuestro destino"
 
"Donald Partherre desapareció de la faz de la tierra sin provocar asomo alguno de sorpresa o interés. La sociedad no llora a los aprendices de jardinero de sus casas de reposo"
 
"Las posesiones materiales no acarrean más que miseria"
 
"La vida se ha convertido en una competición de arpías"
 
"En eso consiste la vida, en la gente"
 
[Fragmentos del libro escrito por Nobbs, David: Caída y auge de Reginald Perrin, (The Fall and Raise of Reginald Perrin),  Barcelona, Círculo de Lectores, 2013, (traducción de Julia Osuna Aguilar), pp. 350]
 
 
La cuarta y última entrega se tituló
"El legado de Reginald Perrin"
(1995)

No hay comentarios:

Publicar un comentario