Julián López Escobar
"El Juli"
(Madrid, 1982)
ALGUNAS ACLARACIONES SOBRE LA FIESTA NACIONAL
1. El antitaurino goza comiéndose
los bistecs de un toro, pero es un hipócrita que no quiere ver el arte de la
tauromaquia en el ruedo. El taurino quiere que los toros de lidia se críen en
libertad y no le importa que supriman la suerte de matarlo en el ruedo o que lo
indulten como semental.
2. El antitaurino se ensaña y
goza con las heridas del torero y dice sufrir (lágrimas de cocodrilo) por las
del toro, que en realidad apenas sufre porque está en caliente y su lidia es
muy rápida (en torno a 15-30 minutos).
3. El antitaurino, por lo
general, es un ignorante (de buena o mala fe) que no se ha tomado ninguna
molestia en informarse sobre la tauromaquia, un tonto útil para los que quieren
especular con el suelo urbano donde se ubican las plazas de toros y construir
en ellas edificaciones tales como centros comerciales más rentables que los
ruedos.
4. El antitaurino procura
eliminar un atractivo turístico de España, y que yo sepa, vivimos en gran
medida del turismo.
Francisco de Asís Rivera Ordóñez
"Fran Rivera"
(Madrid, 1974)
5. El antitaurino es un cobarde que en lugar de admirar al torero por su valor, lo que hace es llamarlo torturador. Muy propio de los cainitas y envidiosos que pueblan este país.
6. El antitaurino es insensible a
la belleza de un buen pase con el capote en la que torero y toro se funden en
una danza.
7. El antitaurino se dice y se
cree tolerante, pero no respeta a los aficionados a los toros y pretende
autoritariamente suprimir las corridas. A mí, particularmente, no me gusta la
cacería, pero entiendo que a quien le guste la practique.
8. El antitaurino, cuando se suma
al nacionalismo abertzale, cree insultar a los taurinos llamándolos españoles.
Otros llegan más lejos calificándolos de fascistas con una actitud más propia
del fascismo que de la convivenia democrática y la aceptación del que piensa
diferente.
Manuel Escribano Nogales
(Gerena, Sevilla, 1984)
9. El antitaurino disfruta
comiendo toda la vida kilos y kilos de carne de vacuno de reses criadas de modo
miserable en establos, sin casi poderse mover, y asesinadas en mataderos en
donde los toros y las vacas mugen al oler la sangre porque saben la muerte que les
espera.
10. El antitaurino se cree muy
progre, ecologista y defensor de los animales, pero muchos espacios naturales
(dehesas, prados, pastizales) se conservan hoy en España gracias a que en ellos
se cría en libertad el toro de lidia.
11. El antitaurino no respeta una
tradición ancestral de sacrificios que ya se celebraban en la civilización
cretense, si bien entonces tenían un carácter sagrado que hoy es laico.
12. El antitaurino muy bien puede
ser alguien al que no le importa el dolor humano y se escuda en el sufrimiento
de los toros utilizándolo como una pantalla para mejorar su imagen. He oído a
muchos sádicos disfrutar con las cogidas a los toreros compadecerse de los
toros.
13. El antitaurino mezcla fiestas
crueles y salvajes de pueblos con la celebración de las corridas de toros,
porque busca obtener ganancias de la confusión.
Saúl Jiménez Fortes
(Málaga, 1990)
14. El antitaurino intelectual no
menciona para nada que grandes artistas, tan idolatrados por él, como Federico
García Lorca o Pablo Picasso, o el propio Ernest Hemingway, eran apasionados
del toreo.
15. El antitaurino no hace un
esfuerzo por comprender el valor y el arte necesarios para torear. Su maldad se
nota en que no pide simplemente la eliminación de la suerte de espadas, sino
que pretende la abolición total de la fiesta. Para colmo, llama asesinos a los
que estamos dispuestos a que no se maten los toros y sólo se toreen.
16. El antitaurino, en su
ignorancia supina, desconoce que la suerte de varas y las banderillas no son
una diversión, sino elementos necesarios para templar la bravura de un animal
que en caso contrario sería indomeñable. Precisamente el toro, un animal que no
siente ni padece ante quien se lleve por delante.
17. No conozco a ningún antitaurino
que haya leído "Muerte en la tarde", de Ernest Hemingway. Supongo que
los habrá, incluso quienes hayan leído a José María de Cossío. Lo que está
claro es que prefieren el sectarismo de su cerrazón al diálogo o a la inmersión
en una obra literaria que es un precioso homenaje al mundo de los toros.
(Texto escrito por Andrés González Déniz)
Juan José Padilla
(Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973)
Los toreros como él representan la encarnación del valor
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