jueves, 9 de junio de 2016

El guerrero que se negó a aceptar un mundo nuevo


 
Saigō Takamori
(Kagoshima, Satsuma, 1828 - 1877)
Militar y político japonés
 
EL ÚLTIMO SAMURÁI
 
Debí haber muerto cuando el daimyō Shimazu Nariakira
falleció, pero las aguas del lago devolvieron mi cuerpo
y el rito suicida del junshi marcial quedó sin efecto.
Perfeccioné el arte caligráfico de la poesía
 
 
Shimazu Nariakira
(Tokio, 1809 - 1858)
Señor feudal de Satsuma
 
y juré respetar la tradición del país que me dio la vida.
Me entregué a la meditación, fui insobornable y austero,
luché contra el clan de los Tokugawa en la ciudad de Edo
y triunfal, al frente de mis hombres, abolí su dinastía.
 
 
La ciudad de Kagoshima, al suroeste de Japón, llamada la "Nápoles de Oriente" por estar en una bahía y mantener un gran parecido el Vesubio con el estratovolcán Sakurajima
 
Rechacé la modernidad importada desde Occidente
que acarreó consigo frivolidades y corrupciones.
Contemplé a los hombres como si fueran manadas de seres
 
 
Saigō Takamori en su época de samurái rebelde
 
bestiales que disimulan su afán por las apropiaciones.
Después de ser herido en Shiroyama, a uno de mis fieles
rogué que me degollara tras apuñalarme en el abdomen.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Estatua de Saigō Takamori en el Parque de Ueno en Tokio
realizada por el escultor Takamura Kōun (Japón, 1852 - 1934)

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