martes, 7 de septiembre de 2010

Todas las horas hieren y la última nos mata


Reloj de sol de la Plaza de América
(Sevilla)

OMNES HORAE FERIUNT, ULTIMA NECAT

La voluble muerte me esperaba en un avión
en el que debí embarcar desde la capital del reino,
pero un mal diagnóstico, que resultó ser erróneo,
de una posible enfermedad mortal me desvió


Accidente aéreo ocurrido en Yichun, noroeste de China, el 24 de agosto.
De 91 pasajeros y 5 tripulantes hubo 43 muertos y 53 heridos

hacia otro vuelo. La muerte también me esperó
en una colisión frontal contra un automóvil negro
una noche en la que, al final, el trivial sosiego
me hizo quedarme en casa, así que no pasó


Resultado del choque entre dos vehículos en una carretera española

nada, y nadie supo de aquel potencial siniestro.
La muerte me ha aguardado en diferentes playas
en donde no me sumergí por el temor, la pereza


Tiburón azul

y la precaución ante el agua fría y el mar revuelto.
La muerte se llena de paciencia y nos da ventaja
porque está segura de alcanzarnos en la meta.


Costa de Bañaderos al norte de Gran Canaria

No hay comentarios:

Publicar un comentario