Jorge Zepeda Patterson
(Mazatlán, Sinaloa, México, 1952)
Periodista y economista galardonado con el "Premio Planeta 2014"
por la novela "Milena o el fémur más bello del mundo"
UNA HISTORIA GIBRANIANA
¿Por qué desfilar?
El camino puede ser un círculo.
Lasse Söderberg
Cierto joven que conocí
ambicionaba con todas sus fuerzas ser un escritor reconocido, tal es así que se
tenía por un pobre infeliz al escribir sin ver publicada su obra. Ansiaba
palpar con las manos la cubierta, oler sus páginas para percibir el cálido olor
del papel. Le fue concedida la posibilidad de ver algunos de sus escritos
convertidos en libro invirtiendo todos sus ahorros en una imprenta. Una vez lograda
la humilde proeza, no le satisfizo del todo. Ya se sabe, la insatisfacción mana
de fuentes incesantes. Se preguntaba cómo sería ver aquel libro publicado en
una editorial de renombre, y ese deseo también se le otorgó. Cuando acarició
las tapas del volumen no pasó demasiado tiempo sin que se preguntara por el
número de ejemplares vendidos. Eran muy pocos. Se imaginó en venganza la
felicidad de recibir un premio. Le apremiaba el deseo de conseguir la fama. Buscó
contactos, hizo llamadas, utilizó recomendaciones, contrató a un agente
literario, presionó a su entorno, se entregó al trabajo subterráneo, recorrió
pasillos, se visibilizó en redes sociales, hasta que por fin en una editorial
se encargaron de conseguírselo. Formaría parte del sueldo asignado que le
obligaría por contrato a entregar los tres próximos trabajos. Cuando los
términos del acuerdo se hicieron realidad, vio que otros autores, a través del
tiempo, habían acumulado ventas multimillonarias. Se sintió entonces muy entristecido
por no gozarlas.
Como si un genio de la lámpara le ayudase, en un principio el
deseo de vender 100.000 ejemplares le fue satisfecho. Aunque claro, no era
bastante. Pretendía vender 50 millones, como lo había logrado el “best seller”
de un escritor que envidiaba. Los dioses propicios también le colmaron ese
deseo. El siguiente paso que ambicionó fue que una de sus novelas se
convirtiera en película, cobrar los derechos de autor, obtener favorables
críticas en revistas literarias y suplementos culturales de periódicos, que lo
convocaran para impartir conferencias, presidir simposios, integrar mesas
redondas, moderar charlas, ser entrevistado en radio, prensa y televisión. Lo
logró. Luego vinieron unos días, semanas y meses atosigado por llamadas de teléfono,
cartas que inundaban el buzón, peticiones de favores, recepción de manuscritos
de aspirantes a escritor, falta de anonimato al salir a la calle, acoso de
psicópatas que le gritaban, amenazas de secuestro para pedir un rescate, comentarios
insultantes por internet, acoso de fotógrafos y lectores solicitándole hacerse “selfies”
con él o pidiéndole autógrafos. Harto de toda esa faramalla intimidante suplicó
volver a ser un escritor desconocido e inédito como al principio.
(Parábola escrita por Andrés González Déniz)
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