domingo, 27 de septiembre de 2015

Sobre los lados posibles de la poliédrica realidad

 
 
LA CEREMONIA
DE LA CONFUSIÓN
 
A. no sabe nada del asunto
y lo juzga fácil de arreglar.
Vive con la energía que le da su juventud
considerando que sería sencillo de resolver.
B. ignora de qué va también, pero lo ha pensado
y construido a su modo como él cree que es.
C. alberga intenciones de utilizarlo en beneficio
propio y maquina pedir donativos para la causa.
Acaricia la hipótesis de quedarse una porción
de los ingresos, además de obtener un impulso
favorable al prestigio de su imagen.
D. no tiene ni idea y asimila lo que ocurre
con otras experiencias que ha vivido,
determinando que vienen a ser lo mismo.
 
 
 
E. lo inventa tal como le interesa imaginárselo
y afirma tajante estar seguro de que es así.
F. se ha tomado la molestia de informarse
leyendo un libro en el que ha descubierto
aspectos inquietantes del asunto que molestan
a quien quiera escucharle y tampoco está convencido
de si será cierto lo que ha llegado a descubrir.
G. lee un periódico y se siente ufano
de lo que va comprendiendo sin ser del todo
consciente de que le están manipulando.
H. ha leído en otro medio lo contrario
y se muestra tan contundente como G.
I. ha viajado al lugar de los acontecimientos
y lo que ha visto le ha hecho sentir
más confuso que antes, entre otras cosas
porque oyó disparos, explosiones de bombas,
vio mujeres ultrajadas, niños huérfanos,
hombres mutilados, cadáveres de civiles y militares,
pero no los motivos por los que se mataban.
J. filosofa que el odio es eternamente variable
y pese a que no se ve, adopta muchas formas,
por lo que esta guerra vendría a ser
una más entre otras.
 
 
El niño sirio de tres años Aylan Kurdi ahogado en una playa de Bodrum
(Turquía)
 
K. se puso a leer diferentes diarios
para extraer conclusiones y hacerse una idea
que fuera la media aritmética de todas,
pero como intuyó que estaban escritos
con falsedades, medias mentiras y verdades
a medias, ni siquiera tiene la certeza de si las cifras
divergentes que se ofrecen de las víctimas
podrían arrojar un resultado exacto.
L. no está interesado en esta cuestión
porque todas las guerras son iguales
y a él qué le importan.
M. se queja aduciendo que ya está bien;
que, por favor, no le vengan con milongas,
puesto que él con lo suyo ya tiene bastante.
N. cuenta chistes racistas sobre el tema
y piensa que gracias a su grosero humor
podrá pasar disimulado. Los que le escuchan
se tienen por tolerantes, avanzados y progresistas,
pero le ríen la gracia de todos modos.
Ñ. alega que como aquí, en su tierra, olvídate,
porque así no se está en ninguna parte.
 
 
Mercenario insurrecto combatiendo en Siria
 
O. está leyendo las crónicas de un reportero
de guerra y se siente consternado por la sangre
derramada y la crueldad manifiesta en ese territorio.
P. las lee por encima tomando un café con leche
en el bar donde habitualmente desayuna
y las atrocidades de los días previos se le olvidan
cuando echa un vistazo a las de esa misma mañana,
aunque le producen un efecto de acumulación
vaga generadora de un malestar inquietante.
Q. va directamente a las páginas de deportes
porque opina que no quiere amargarse
ni que le cambien su visión de la realidad.
R. se pone a discutir con quien sea
del asunto, no por cuestión de que sepa mucho
o poco, sino porque es un alcohólico
que busca huir de la soledad que le asusta.
 
 
La periodista Petra Laszlo zancadilleando a refugiados sirios en Röszke
(Hungría)
 
S. está escandalizado por lo que dice
haber leído un colega suyo acerca
de las implicaciones de ciertos Estados
y los intereses que se esconden detrás.
T. defiende que unos servicios secretos
están alentando el terrorismo de ese signo
para justificar después poder masacrarlo.
U. anuncia que sabe, por haber estado leyendo
documentos desclasificados en la red
profunda de internet, quién está financiando
a los rebeldes o insurgentes desalmados.
V. los llama patriotas y revolucionarios,
mártires que se inmolan por su fe en el islam.
X. insinúa que un líder de los fanáticos
vive a todo tren rodeado de lujos, viajes, drogas,
coches de alta gama y un harén ambulante,
pero que en el lugar del peligro nunca se halla.
 
 
Ciudadanos sirios arrastrando el cuerpo carbonizado de un recluta
 
Y. sospecha que tanto armamento sofisticado
sólo se puede financiar si hay implicaciones
con el negocio del petróleo o el narcotráfico.
W. aboga por suprimir las causas complejas
en lugar de atajar las simples consecuencias
del mal, si de veras se pretende solucionar.
Z. no interviene, no dice nada, está callado,
se siente minúsculo, indefenso e irrelevante,
desconocedor de las hondas raíces del problema
e incapaz de hacer contribuciones para arreglarlo.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Niños bañándose en el agua de un cráter originado
por una bomba en la ciudad siria de Alepo

No hay comentarios:

Publicar un comentario