sábado, 4 de septiembre de 2010

El poeta que se complacía en ser breve y sencillo


CALÍMACO

(Cirene, 310 a. C. - Alejandría, 240 a. C.)


Alguien dijo, Heráclito de Halicarnaso,
tu infausta suerte. Rompí en llanto
y recordé cuántas veces ambos
acostamos conversando el sol.
Pero tú, en alguna parte,
exiliado de tu tierra,
eres hace tiempo ceniza,
mientras que los ruiseñores
de tus versos viven,
y Hades, el Infierno,
que todo lo arrebata,
no pondrá la mano sobre ellos.


Teatro de Halicarnaso
(330 - 30 a. C.)
(Hoy se halla en la ciudad turca de Bodrum)

El cazador Epicides busca siempre
en la montaña cualquier liebre
y las huellas de cada ciervo
en medio de escarcha y nieve.
Pero si le dicen: "¡Ea,
ahí yace herido el animal!", no lo toma.
Así mi amor sabe perseguir lo que huye
y pasa volando sobre lo que está delante.


Eros
(Siglo III d. C.)
Figura de terracota
Museo de la antigua ágora de Atenas

Las Musas, Filipo, debilitan el amor.
El arte es el remedio de todos los males.
También creo en este adagio:
el hambre tiene una sola cosa buena,
porque detiene las penas
y corta la enfermedad de amar
a quien no nos corresponde.


"Afrodita, Pan y Eros"
(Siglo II a. C.)
Escultura de mármol hallada en Beirut (Líbano)
Museo Arqueológico Nacional de Atenas

Que duermas, Conopion, hermosa muchacha,
como a mí me haces dormir, así
junto a estas puertas heladas.
Que duermas, injustísima,
como al amante haces dormir,
pues ni en sueños te topaste con la piedad.
Los vecinos se compadecen, tú ni en sueños.
Tan pronto como tu cabello encanezca
recordarás todo esto.


"Venus de la isla de Milo"
(130 - 100 a. C.)
Estatua de mármol blanco
Museo del Louvre en París

No me digas "Salud", corazón malvado,
sigue de largo. "Salud", para mí,
es que no te acerques.


"Diógenes buscando a un hombre honrado"
(1780)
Johann Heinrich Wilhelm Tischbein
(Haina, 1751 - Eutin, 1829)

Aquí Saón de Acanto, hijo de Dicón,
duerme sagrado sueño:
no digas que los buenos mueren.


Zeus, el dios supremo del Olimpo

¿Quién eres, oh, náufrago extranjero?
Leóntico encontró tu cadáver aquí,
sobre la playa, y lo cubrió con este túmulo,
llorando por su propia vida mortal,
pues él no está quieto y viaja
como la gaviota por los mares.


"Dionysos en un barco griego navegando entre delfines"
(530 a. C.)
Museo estatal de antigüedades de Múnich

Ojalá no existieran naves veloces,
pues así no lloraríamos a Sópolis,
el hijo de Dioclides.
Ahora su cadáver es arrastrado
en alguna parte de la mar bravía
y pasamos, no junto a él,
sino junto a un nombre
y una tumba vacía.

(Calímaco de Cirene: Epigramas, Buenos Aires, Losada, 2005, (introducción, traducción y notas de Horacio Castillo), pp. 153]


Necrópolis de Cirene en la actual Libia
Tumbas excavadas en la roca
(La ciudad fue una colonia griega fundada en el año 631 a. C.)

1 comentario:

  1. Maravillosos los versos de Calímaco. Gracias por ponerlos aquí. Un abrazo, querido amigo.

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