viernes, 30 de septiembre de 2011

A quienes fueron los padres buenos de mi madre


Francisco Javier Déniz Domínguez
(Madrelagua, Valleseco, 1893 - Las Palmas de Gran Canaria, 1985)

María Dolores Sánchez Domínguez
(Teror, 1895 - Las Palmas de Gran Canaria, 1985)


EL FUNERAL DE UN LABRADOR

Noche del labrador,
noche sin final.
Su vivir terminó,
el arado lloró.
En silencio santo
lloran los trigales
y la lluvia como llanto
cae a raudales.



La juventud de Panchito Javier estuvo vinculada con Cuba,
a donde emigró por dos veces en la década de 1920



 Vida, fe y anhelo
en el surco puso
y se fue al cielo
cuando Dios dispuso.
Vuelve como el hijo
a quien le vio nacer
esa madre tierra
que le dio el querer.
Al caer la lluvia
en su gris caída
es cual el sollozo
de una despedida.




Al final de sus días a mi abuelo materno le gustaba
recordar la música cubana tocando el acordeón



Noche del labrador,
noche sin final.
Su vivir terminó,
el arado lloró.
En silencio santo
lloran los trigales
y la lluvia como llanto
cae  a raudales.



La vida de mis abuelos maternos estuvo ligada
a la agricultura y la crianza de una numerosa prole


Vida, fe y anhelo
en el surco puso
y se fue al cielo
cuando Dios dispuso.
Es el funeral de un labrador.
Su vivir terminó,
el arado lloró.

(Canción interpretada por el dúo argentino "Bárbara y Dick" en 1966 y popularizada por el trío paraguayo "Los Tres Sudamericanos")


Tal como los recuerdo: sonrientes y sin miedo a la muerte

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