domingo, 19 de febrero de 2012

Sobre la repugnante maldad de algunas personas

  


LAS MALAS INTENCIONES


Ya me protejo yo las vías respiratorias y las extremidades por aquello de los constipados, para encima tener que protegerme aún de las malas intenciones de algunos que se presentan con dobleces, intentando timonear nuestra personalidad con un rosario de halagos buscando el propio beneficio. Y lo sorprendente es que parece que con tales relaciones todo camina a un ritmo normal, aunque tristemente lleven escondidas las mezquindades y los sentimientos llenos de bajeza. Por otra parte, hoy parece como si no existieran los lazos de amor en muchas familias, donde además ya no se aspira a la unidad familiar: tíos, hermanos, sobrinos, primos, no existe en ellos ningún deseo de convivencia familiar y cada uno por sus lares hace su vida sin preocuparse por la vida del otro.






Curiosamente, conozco a una señora con una hermana mayor que padece de Alzheimer, es viuda, sin hijos y muy rica. De pronto, a esta señora enferma le ha salido un sobrino carnal, soltero y trasnochador, que siempre pasó de ella olímpicamente y que ahora, de buenas a primeras, se ha llenado de amor por su enfermita tía y ha decidido irse a vivir "con la adorada pariente para cuidarla", pero eso sí, antes ha cambiado las cerraduras de la casa, no deja que nadie la visite y encima se la ha llevado a la notaría haciendo que le ponga a su nombre todo su patrimonio, que no es poco.





La señora, atrapada injustamente por tal sobrino de carácter rabioso (gallo quíquere), pero convencida del gran amor que éste le profesa, está asistida por dos cuidadoras que se turnan, que lo hacen muy bien y a la señora no le falta de nada, mientras él la saca de paseo por las tardes, para que el barrio vea cómo se preocupa el personaje y dar así testimonio de su "excelente" conducta. Está claro que la intención del solterón de mala baba viene impulsada por la ambición de quedarse con todo, aunque creo que este verdugo miserable anda más movido por la crueldad y la falsedad: crueldad por pretender evitar que nadie de la familia la visite y descubra el pastel; y falsedad porque le muestra un fingido cariño, siendo el peor de los ingratos. Pero como el alma sólo puede verla Dios, allá él con su conciencia. En fin, un tema espinoso y con muchos flecos para reflexionar.

(Artículo de opinión escrito por Donina Romero y publicado
por el periódico "La Provincia" el martes 7 de febrero de 2012)


Donina Romero
(Las Palmas de Gran Canaria)

1 comentario:

  1. Estoy muy de acuerdo en lo referido al deterioro de las relaciones familiares. Es curioso que incluso en el ámbito rural donde éstas eran más sólidas y solidarias van siendo erosionadas por este mismo afán de separación del grupo.
    Saludos.

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