martes, 27 de noviembre de 2012

El poeta al que destruía una absurda pasión etílica

 
Clarence Malcolm Lowry
(Merseyside, 1909 - East Sussex, 1957)
 
HOMBRES CON ABRIGO
AZOTADOS POR EL VIENTO
 
Nuestras vidas, no lo lamentemos,
son como cigarrillos frenéticos
que en días de tormenta
los hombres encienden contra el viento
con hábil mano protectora
y después se encienden tan a fondo,
como deudas que no podemos pagar,
y se fuman tan deprisa a sí mismos,
que uno casi no tiene tiempo de encender
una segunda vida que podría
desarrollarse más blandamente que la primera
y en definitiva no saben a nada
y por lo general se tiran.
 
 

 
CRISTO VIVE EN ESTE DISTRITO INFERNAL TAMBIÉN
 
Bajo Malebolge se halla la calle Hastings,
la zona donde el rufián está más a gusto,
donde cada uno, en su pequeño mundo
de drogas o crimen,
se mueve sin esperanza o, esperanzado,
mendiga una moneda
con la que conseguir media pinta de orina
a pesar de que fracasará, incluso en esto.
Espero, aunque lo dudo, que Dios conozca
este lugar donde la sífilis florece como la rosa,
pues en cada rostro hay tan gran desesperación
que nada, ni siquiera un dolor
podría penetrar aquí.
Y esta escena, de toda excusa exenta,
la miran las montañas con absoluto desprecio.
Sin embargo, esto es también Canadá,
amigo mío, tuyo es absolverlo de la ruina
o terminar de una vez.
 
 
Jóvenes indigentes en la calle Hastings de Vancouver

 
TRAS LA PUBLICACIÓN
DE "BAJO EL VOLCÁN"
 
El éxito es como un terrible desastre,
peor que tu casa ardiendo
con los ruidos del derribo
cuando las vigas caen cada vez más deprisa
mientras tú sigues allí,
testigo desesperado de tu condenación.
La fama, como un borracho,
consume la casa del alma
revelando que sólo has trabajado para eso.
¡Ah! Si yo no hubiese sufrido su traidor beso
y hubiese permanecido en la oscuridad
para siempre hundido y fracasado.
 
 

 
EPITAFIO
 
Malcolm Lowry,
difunto del Bowery.
Su prosa era florida
y a veces reñía.
Vivió de noche
y bebió de día.
 
[Versos tomados de Malcolm Lowry: Poemas, Madrid, Visor,
1995, 2ª edición, (traducción de Mariano Antolín Rato), pp. 121]
 
 

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