AMÁNDOTE, AMADA AMANTE
Tu blando cuerpo como el plumaje del cisne
se ahorma y en un cúmulo femíneo
desvanece mis ojos. Crepita el incendio
de tu epidermis sonrojada al fundirse
las lenguas en la boca. Por cada cielo, dicen
los antiguos sabios de los papiros helénicos,
nos corresponden dos desdichas en el infierno.
Creo que valió la pena vivir para sentirse
entre tus brazos, lamerte y besar tus labios
o bucear en tu sexo hasta extasiarme.
La vida no es sólo un camino de obstáculos
si en su trayectoria febril pude hallarte.
No se puede disfrutar un placer prolongado,
pero lo que cuenta es el intenso instante.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
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