jueves, 30 de abril de 2009

El escritor que no tenía pelos en la lengua



Quién le iba a decir a Charles Bukowski que acabaría triunfando en la recta final de su vida, los últimos diez años. Quién iba a suponer que se convertiría en un mito después de muerto y que una novela suya sería llevada al cine en Hollywood mientras aún estaba vivo. Fue un hombre irreverente que no se inhibió nunca para escribir lo que pensaba. Por eso tiene admiradores. Era tan alcohólico que se debió haber bebido el río Hudson entero si nos pusiéramos a contabilizar todas las botellas que derramó sobre su garganta.


Vivió en Los Ángeles y escribió mucho más de lo que tenemos noticia. El motivo es que lo hacía en una vieja máquina y entregaba poemas y relatos a las revistas sin quedarse con una copia. Además, llevó una vida solitaria de marginado mudándose de casa, divorciándose, vagabundeando y alquilando habitaciones en moteles y pensiones baratas. Por ese carácter libérrimo también tiene admiradores.
Llenó sus páginas de palabras gruesas y malsonantes, le hizo mucho daño a su cerebro saliendo de una resaca para meterse en otra, así que escribió sobre lo que veía sin más reflexiones. Odiaba a los críticos literarios, a los escritores consagrados y a cualquiera que fuera de pope cultural por la vida. La mayoría de las personas que lo trataron dijeron que era una persona antipática, insufrible y repulsiva. Por eso, como es lógico, hay muchos más que lo admiran, porque ya no tienen que soportarlo, dado que está muerto. Aunque tal vez haya quien lo adore considerando que un trato asqueroso es lo que se merecen los humanos.
Cuando era un crío su padre le daba palizas y de mayor se emborrachaba para buscar pelea y buscaba pelea para poder emborracharse, gracias al dinero de las apuestas que hacían los clientes de los bares. Llevó una vida egocéntrica si se analiza fríamente, pero pagó un alto precio de soledad y miseria por ser tan libre. Gran parte del tiempo se lo pasó sin saber si podría comer a la semana siguiente o si le alcanzaría para pagar el alquiler del próximo mes. En otras largas temporadas, ni siquiera sabía cómo sobrevivir cuando volviera a despuntar el amanecer.
Una vez mantuvo una trifulca doméstica con una novia que padecía problemas psiquiátricos y el resultado fue que ella rompió su máquina de escribir y le tiró todos los papeles al aire tras despedazarlos. A continuación le abandonó, dejándolo solo, sin más compañía que una botella, pues carecía de otros haberes personales. Digamos que por sufrir esta indigencia heroica se ha ganado innumerables admiradores.
En una ocasión viajó a Europa y lo entrevistaron en el programa "Apostrophes" de la televisión francesa. Se puso a beber de tal manera que hubo de abandonar el programa tambaleándose. De joven fue muy feo y tenía la cara estropeada por una acné que procuraba disimular con pomadas. De viejo, a la fealdad congénita se le sumó la consunción del alcoholismo, la mala alimentación y las arrugas de los años. Le rechazaron todo tipo de escritos y lo despreciaron durante décadas. Recurrió a escribir relatos pornográficos porque era lo que le daba algo de dinero en algunas revistas y porque veía la vida con la perspectiva de lo que se ha dado en llamar "realismo sucio". Eso le ganó más admiradores, aunque más que nada le admiraban por escribir lo que le apetecía sin cortarse un pelo.
Según parece murió de leucemia, entre otras cosas porque llegó un momento en que ya no tenía el hígado en condiciones de purificarle la sangre. Estaba hecho papilla. A continuación expongo algunas célebres frases suyas, pese a que lo mejor de su escritura son los poemas sencillos y directos. En sus relatos reflejó el mundo desquiciado de la vida en las grandes urbes, amén de los conflictos irresolubles en las relaciones de pareja.


"Si quieres saber quiénes son tus amigos,
haz que te metan en la cárcel."

"Un cobarde es un hombre capaz de prever el futuro.
Un valiente es casi siempre un hombre sin imaginación."

"Es increíble lo que un hombre tiene que llegar a hacer
sólo para poder comer, dormir y vestirse."

"Dale algo al género humano
y lo rasparán y lo arañarán y lo machacarán."

"El culo es la cara del alma del sexo".

"Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo;
si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo;
y si no pasa nada, bebes para que pase algo."

"Una vez que una mujer te da la espalda, olvídala.
Te aman y de repente algo se da la vuelta.
Te pueden ver muriéndote en una cuneta,
atropellado por un coche,
y pasarán a tu lado escupiéndote."

"La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que
en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes."

"Dios es un restaurante vacío donde no hay filetes."

"Nadie ronca como un vagabundo
a menos que sea alguien con quien estás casado."

"No has vivido hasta no haber estado en una pensión de mala muerte
con nada más que una bombilla."


"Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte."

"Traté de convertirte en mujer, pero no eres más que una puta."

"La edad no es un crimen, pero la vergüenza de una vida
deliberadamente desperdiciada sí lo es."

"Podríamos mantener una correspondencia interesante.
Tendríamos ocupado al cartero."

"Nadie encuentra jamás al otro."

"El odio se ha refugiado en el dinero."

Henry Charles Bukowski
(Andernach, 1920 - Los Ángeles, 1994)

1 comentario:

  1. impresionantes comentarios de este escritor,la vida suele dar muchas vueltas pero no se si el alcohol o la marginacion le dieran ventajas creo que lo llevaron a un camino sin salida y se refugio en esto,en la lectura.

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