domingo, 26 de abril de 2009

La estrella que encandilaba al Camp Nou



Campeón de América en el año 1999 y del mundo en el año 2002 con la selección brasileña que viste la camiseta amarilla como la Unión Deportiva Las Palmas y el segundo equipaje del Barça. Maravilloso ejecutante de rabonas, chilenas, libres directos y penaltis. Era el artista exquisito del fútbol. Llegó a España traído por el Deportivo de la Coruña y marcó 21 goles como tarjeta de visita en su primera temporada.
Con los 4.500 millones de pesetas que obtuvo el FC Barcelona por la venta de Ronaldo al Inter de Milán, los culés vimos con buenos ojos que se hiciera el esfuerzo de pagar 4.000 millones por vestirlo de blaugrana. Y vino, llegó y ganó para nosotros dos ligas consecutivas (97/98, 98/99) y para él la diadema como mejor jugador del mundo en 1999, además del Balón de Oro, justo en el año del centenario de la fundación del Barça. Qué mejor homenaje que tener al mejor jugador del planeta con nosotros. Nunca podré olvidar cuando marcó un gol en el Santiago Bernabéu que hubiera supuesto la victoria por dos a tres y el árbitro lo anuló dando la sensación de que le habían dado instrucciones. Ni se sabe lo que pitó, porque no hubo falta ni fuera de juego. Pero así es como han ganado muchas cosas esos ladrones blancos que teniendo dos o tres españoles en sus filas presumen de ser España cuando más bien la mangonean a su antojo. España es la roja, la selección nacional, y no esa cuadrilla de fantasmas, gamberros sacalenguas, niñatos tocahuevos (recuérdese la escena de Míchel con Valderrama) y fanfarrones prepotentes que dan patadas por la espalda o pisotean a un jugador caído en el suelo, como ocurrió ahora con Pepe frente al Getafe y le pasó otra vez a Lothar Matthäus defendiendo al Bayern de Münich, cuando Juanito le pateó primero la espalda y después la cara, aprovechando que el futbolista alemán estaba tendido sobre el césped.
Con los colores azules y rojos Rivaldo también ganó la Copa del Rey el año del doblete (Liga y Copa para el Barça en la temporada 1998/1999), la Supercopa de Europa en 1997, una Copa de Cataluña y cinco Torneos Gamper. Venía precedido por la grandeza de ganar el campeonato brasileño con el Palmeiras en 1994, y cuando se marchó a Italia, porque allí era donde únicamente podían pagarle lo que como superestrella cobraba, se llevó un scudetto y una Copa de Europa con el Milán de Silvio Berlusconi, que entonces aún no era el primer ministro italiano.
No conforme con eso, posteriormente ganaría tres ligas y dos copas griegas con el Olympiakos. En el Barça marcó 133 goles en 242 partidos oficiales de Liga, Copa y Champions. Para su patria brasileña ha anotado treinta y cuatro goles en setenta y cuatro encuentros internacionales. Merecedor de numerosos premios, entre ellos el Onze de Oro por ser el mejor futbolista de Europa en el año 1999, o el galardón que supone haber sido incluido por dos veces en el once ideal de dos Campeonatos Mundiales de fútbol (en el de 1998 celebrado en Francia y en el del año 2002 que compartieron Japón y Corea), para colmo ha sido elegido por la FIFA como uno de los 125 mejores futbolistas que han existido en la historia de este deporte. En el momento de escribir estas líneas se encuentra en el último peldaño de su carrera, con 36 años de edad, jugando para un equipo uzbeko, el Bunyodkor, donde es probable que cuelgue las botas, aunque con un jugador tan bueno nunca se sabe. Antes había cambiado el Olympiakos por el AEK de Atenas, donde le ocurrió lo mismo que en todos los equipos por los que pasó: fue el ídolo de la afición. Ningún aficionado del Barça podrá olvidar la chilena que marcó al Valencia en el último minuto del último partido liguero que nos permitió disputar la Copa de Europa. Y es que el Barça es el único equipo español que siempre ha estado disputando competiciones europeas. Nunca ha faltado a la cita.


Una obra de arte: la inmortal chilena al Valencia CF

Junto a Josep Guardiola, el cerebro azulgrana

Ensayando la rabona en el coliseo del Barcelona
Disparando con efecto para crear elipses con el esférico

A punto de driblar a Rubén Baraja cuando éste

defendía los colores del Atlético de Madrid

Consiguiendo que muerda la hierba un jugador del CD Tenerife

La felicidad que da el fútbol es mejor que tomar drogas

(Aquí está con Patrick Kluivert, un delantero alambicado)


Soportando el abrazo de Judas Figariote


Rivaldo, un Stradivarius con la pelota


Tras haber sido subcampeón con Brasil en el Mundial de Francia,

logró ser campeón del mundo en la siguiente convocatoria


Con Pelé, del que nos estarían recordando todos los días que fue

el mejor jugador de la historia si hubiera jugado en el club blanco


Vitor Borba Ferreira
"Rivaldo"
(Recife, 19 de abril de 1972)

1 comentario:

  1. un grandisimo jugador todavia recuerdo aquella chilena desde fuera del area contra el valencia.
    Tambien se ha sabido reciclar ya que su condicion fisica no es la misma.

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