martes, 19 de mayo de 2009

La perfección que quiso perdurar y no pudo



Arnold Alois Schwarzenegger

(Graz, 30 de julio de 1947)


Quiso derrotar al tiempo, endurecer la carne con el hierro, encarnar a Dorian Gray, ser el mejor. Lo consiguió todo hasta que al final de la década de los noventa le abrió los ojos una visita al quirófano para operarse del corazón. Admitió que había ingerido toda clase de sustancias y su físico es una muestra palpable de hasta dónde puede llegar el cuerpo masculino potenciado hasta su máxima expresión. Otros después de él han llegado más lejos todavía en masa muscular, pero no en el equilibrio estético, en la belleza de conjunto. Para eso hay que nacer dotado de unos genes extraordinarios, como los que Steve Reeves tuvo antes que él.
Arnold fue el ídolo de mi juventud, el hombre que prometía un camino de sacrificio, sudor y obstinación en la lucha sin cuartel contra el deterioro de los años. Al final descubrí que en este deporte la mayoría de sus practicantes eran unos hipócritas impresentables que se inyectaban hormonas de todas las clases y te engañaban diciendo que sólo fabricaban sus músculos comiendo alimentos naturales, o a lo sumo vitaminas en formato de píldoras sintéticas o pastillas de hígado desecado. La terrible lección de falsedad que me dieron los practicantes del levantamiento de pesas me alertó de lo ruines que pueden llegar a ser las personas y me predispuso en contra de cualesquiera otras que practicasen diferentes actividades, fuesen o no deportivas. El fisioculturismo empezó a convertirme en un misántropo. Hoy puedo decirles lo mismo que Jesucristo profirió contra los fariseos: sois unos sepulcros blanqueados. Hermosos por fuera y podridos por dentro.


Ahora bien, levantar pesos es un magnífico ejercicio anaeróbico que en combinación con el atletismo, la natación o la bicicleta se convierte en el más potente paliativo contra el envejecimiento y la mejor fórmula para sentirse pletórico. La paradoja es que los modelos que sirven de inspiración a los culturistas son monstruos dopados aun cuando ellos, que los admiran, no se droguen. Es como si los que íbamos al gimnasio fuéramos en un utilitario pero pretendiéramos emular a los bólidos de la Fórmula Uno que aparecían decorando las paredes en los pósters. Nadie se siente estimulado para entrenar con un físico escuchimizado o una persona rezumando obesidad en una foto. En cierta manera, quienes llegaron a la élite culturista hicieron el papel de conejillos de Indias con los que se lograron experimentar las reacciones químicas y los progresos a que se podía llegar por medio de fármacos. Por otra parte, y ya puestos en un plano positivo, también sirvieron de referentes, encarnaron a héroes mitológicos que parecían salidos de las páginas de los cómics, demostraron que se podían alcanzar cotas insospechadas de perfección física nunca logradas hasta entonces. Simbolizaron a los inexistentes superhéroes, por eso se han convertido en seres mitológicos y el propio Arnold los interpretó en la pantalla grande: fue sucesivamente Hércules, Conan el Bárbaro, Terminator, Comando, Alienígena y Depredador. A fin de cuentas, Arnold Schwarzenegger es el símbolo del hombre que quiso llegar a ser un semidiós hasta que el tiempo hizo su callada labor de zapa y terminó por derrotarlo.

Arnold fue descubierto en el corazón de Austria por Joe Weider

Le apodaban "El roble austriaco" elogiosamente

Siendo todavía un adolescente se convirtió en campeón de Europa

Una vez instalado en California entrenó muy duro para llegar a la cúspide

Los resultados no se hicieron esperar y se coronó como campeón del mundo


Durante muchos años Arnold representó la gran esperanza blanca


En efecto, Arnold Schwarzenegger fue el primer hombre blanco

capaz de poner en tela de juicio la supremacía negra

en este deporte derrotando al cubano Sergio Oliva

Arnold es un icono del sueño americano

"SELF-MADE MAN"
La viva imagen del hombre hecho a sí mismo


Labró su cuerpo como si de una joya de orfebrería se tratase


Y el resultado fue una obra de arte hercúlea

El dios Cronos le destronó del podio donde reinaba en la cumbre

Quien te ha visto y quien te ve, o sombra de lo que eras

El tiempo no respeta a nadie y la trayectoria de Arnold Schwarzenegger

es un severo aviso de la decadencia que nos convertirá en polvo a todos

4 comentarios:

  1. los años no perdonan aunque tengo que decir que es un grandisimo actor.

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  2. Los cambios que puede dar la vida, aparte de perder su físico

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  3. Creo que era Bernard Shaw quien dijo: "me gusta sentarme en la terraza de mi club para ver pasar los entierros de mis amigos que han hecho deporte".Yo tuve dos años de entrenamiento en gimnasia olímpica.Tengo que reonocer que me sirvió para conquistar a Flora, mi mujer, porque era capaz de hacer dominaciones en la barra fija y daba espectaculares volteretas. Claro que más volteretas me dió la vida a partir de ese momento. Gracias a Dios el único deporte que hice a partir de ese momento fué jugar a baloncesto los domingos en un equipo de segunda línea.

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  4. Esta claro que el tiempo no perdona a nadie, y que parece mentira que Arnold Schwarzenegger este en ese estado,pero sin duda alguna es un ejemplo vivo de que el hombre se supera a si mismo y rompe barreras. Arnold siempre seras Conan y Terminator

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