(FRAGMENTO)
Estos, Fabio, ¡ay, dolor!, que ves ahora,
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
Anfiteatro de Itálica
Aquí de Escipión, la vencedora
colonia fue. Por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo:
este llano fue plaza, allí fue templo,
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelan cenizas desdichadas.
Las torres que desprecio al aire fueron,
a su gran pesadumbre se rindieron.
Éste despedazado anfiteatro,
impío honor de dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh, fábula del tiempo!, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Teatro romano de Itálica
Todo desapareció, cambió de suerte
(voces alegres en silencio mudo),
mas aún el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente.
Estatua de Marco Ulpio Trajano en Itálica
(Sevilla)
Aquí nació el rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol la cuna y la que baña
el mar, también vencido, gaditano.
Busto del emperador Publio Elio Adriano
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silio peregrino,
rodaron de marfil y oro las cunas.
Aquí, ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada,
¡ay!, yace de lagartos vil morada.
Casa, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Diana
(diosa de la caza y protectora de la naturaleza)
Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas.
Mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias, que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Venus de Itálica
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh, patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
RODRIGO CARO
(Utrera, 1573 - Sevilla, 1647)
Siempre me han impresionado las ruinas de las generaciones anteriores, desde Altamira hasta Numancia. desde Numancia hasta Roma, desde Roma hasta el Berlín occidental. París se salvó, porque como me comentaba un taxista parisino:"la resistencia no existió; nunca vivimos mejor que durante la ocupación alemana".
ResponderEliminarMadrid siempre ha sido un solar habitado por la insólita estirpe de la gente política. No ha quedado ningún oso, pero yo compré y planté un espléndido madroño, al que cuido con todo mi cariño.