martes, 12 de mayo de 2009

Pasión por el pasado



CANCIÓN A LAS RUINAS DE ITÁLICA

(FRAGMENTO)


Estos, Fabio, ¡ay, dolor!, que ves ahora,

campos de soledad, mustio collado,

fueron un tiempo Itálica famosa.

Anfiteatro de Itálica


Aquí de Escipión, la vencedora

colonia fue. Por tierra derribado

yace el temido honor de la espantosa

muralla, y lastimosa

reliquia es solamente

de su invencible gente.



Sólo quedan memorias funerales

donde erraron ya sombras de alto ejemplo:

este llano fue plaza, allí fue templo,

de todo apenas quedan las señales.


Del gimnasio y las termas regaladas

leves vuelan cenizas desdichadas.

Las torres que desprecio al aire fueron,

a su gran pesadumbre se rindieron.


Éste despedazado anfiteatro,

impío honor de dioses, cuya afrenta

publica el amarillo jaramago,

ya reducido a trágico teatro,

¡oh, fábula del tiempo!, representa

cuánta fue su grandeza y es su estrago.



¿Cómo en el cerco vago

de su desierta arena

el gran pueblo no suena?

¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo

luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?


Teatro romano de Itálica


Todo desapareció, cambió de suerte

(voces alegres en silencio mudo),

mas aún el tiempo da en estos despojos

espectáculos fieros a los ojos

y miran tan confusos lo presente,

que voces de dolor el alma siente.


Estatua de Marco Ulpio Trajano en Itálica
(Sevilla)


Aquí nació el rayo de la guerra,

gran padre de la patria, honor de España,

pío, felice, triunfador Trajano,

ante quien muda se postró la tierra

que ve del sol la cuna y la que baña

el mar, también vencido, gaditano.

Busto del emperador Publio Elio Adriano


Aquí de Elio Adriano,

de Teodosio divino,

de Silio peregrino,

rodaron de marfil y oro las cunas.



Aquí, ya de laurel, ya de jazmines,

coronados los vieron los jardines

que ahora son zarzales y lagunas.




La casa para el César fabricada,

¡ay!, yace de lagartos vil morada.

Casa, jardines, césares murieron,

y aun las piedras que de ellos se escribieron.


Diana
(diosa de la caza y protectora de la naturaleza)



Fabio, si tú no lloras, pon atenta

la vista en luengas calles destruidas.

Mira mármoles y arcos destrozados,

mira estatuas soberbias, que violenta

Némesis derribó, yacer tendidas,

y ya en alto silencio sepultados

sus dueños celebrados.


Venus de Itálica



Así a Troya figuro,

así a su antiguo muro,

y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,

¡oh, patria de los dioses y los reyes!



Y a ti, a quien no valieron justas leyes,

fábrica de Minerva, sabia Atenas,

emulación ayer de las edades,

hoy cenizas, hoy vastas soledades,

que no os respetó el hado, no la muerte,

¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.


RODRIGO CARO
(Utrera, 1573 - Sevilla, 1647)

1 comentario:

  1. Siempre me han impresionado las ruinas de las generaciones anteriores, desde Altamira hasta Numancia. desde Numancia hasta Roma, desde Roma hasta el Berlín occidental. París se salvó, porque como me comentaba un taxista parisino:"la resistencia no existió; nunca vivimos mejor que durante la ocupación alemana".
    Madrid siempre ha sido un solar habitado por la insólita estirpe de la gente política. No ha quedado ningún oso, pero yo compré y planté un espléndido madroño, al que cuido con todo mi cariño.

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