HOMBRES Y MUJERES
DEL MAÑANA
Desde la atalaya que da la experiencia de los años y la reflexión sobre el vivir propio y ajeno, dejo aquí constancia de cómo creo que será, al paso del tiempo, el hombre venidero. Sin pretensión de adivino ni presunción de profeta, así lo veo: en exceso informado de todo y poco formado en lo esencial. Reunido pero no unido. Conocedor de lo inmediato e ignaro de lo trascendente. Agobiado por el vivir diario y sin un futuro claro. Ahíto de sexo y escaso de seso. Rodeado de gente y muy solo en su interior. Asegurado en lo material e inseguro en lo espiritual. Fortalecido en su cuerpo y enclenque en su alma.
Libre de prejuicios y esclavo de pasiones. Discutidor del presente y amnésico del pasado. Viajando mucho pero sin destino fijo. Adorador de ídolos e indiferente con el Dios verdadero. Religioso en apariencia y poco practicante de verdad. Cristiano de nombre y pagano de hecho. Con ideas muy modernas y un obrar muy primitivo. Manipulado por la propaganda y desviado en lo auténtico. Ilusionado por lo caduco y hambriento por lo eterno. Presumiendo de amor y viviendo en soledad. Rico en frivolidad y pobre en caridad. Feliz en apariencia e infeliz en realidad. La lista es interminable.
(Extracto de un texto escrito por Miguel Rivilla San Martín que fue publicado como "Carta destacada del lector" en el periódico
"La Provincia" el domingo 7 de abril de 2013)
"La Provincia" el domingo 7 de abril de 2013)
Miguel Rivilla San Martín
(Madrid, 1931)
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