miércoles, 26 de febrero de 2014

Una crítica de rabiosa actualidad en nuestros días


La urbe de Roma, caput mundi, en el siglo I antes de nuestra era


DE CATILINAE CONIURATIONE

Etenim quis mortalium, cui virile ingenium est, tolerare potest illis divitias superare, quas profundant in exstruendo mari et montibus coaequandis, nobis rem familiarem etiam ad necessaria deesse? Illos binas aut amplius domos continuare, nobis larem familiarem nusquam ullum esse? Cum tabulas, signa, toreumata emunt, nova diruunt, alia aedificant, postremo omnibus modis pecuniam trahunt, vexant, tamen summa lubidine divitias suas vincere nequeunt. At nobis est domi inopia, foris aes alienum, mala res, spes multo asperior: denique quid reliqui habemus praeter miseram animam?

Gaius Sallustius Crispus


SALUSTIO
(Amiternum, 86 a. C. - Roma, 34 a. C.)
Escritor e historiador latino

LA CONJURACIÓN
DE CATILINA

¿Quién, si es verdaderamente hombre, puede sufrir que a ellos les sobren las riquezas hasta dilapidarlas en edificar sobre el mar y allanar los montes, y a nosotros nos falte hacienda aun para lo necesario? ¿Que ellos construyan dos o más casas, unas junto a otras, y nosotros no tengamos hogar en parte alguna? Comprando cuadros, estatuas y objetos cincelados; derribando lo que acaban de edificar y emprendiendo nuevas construcciones; arrastrando y maltratando, en fin, de mil maneras sus caudales, no consiguen que sus caprichos sin medida acaben con su fortuna. Y en tanto, nosotros no tenemos sino miseria en casa, deudas fuera, mal el presente y mucho peor el porvenir. ¿Qué nos queda ya más que este alentar miserable?

[Palabras de Lucio Sergio Catilina (Roma, 108 - Pistorium, 62 a. C.)  justificando su conspiración contra el senado romano, según nos cuenta el gran historiador latino Gayo Salustio Crispo)

[Traducción de José Manuel Pabón y Suárez de Urbina (Sevilla, 1892 - 1978), helenista y latinista, catedrático de Latín en la Universidad de Salamanca y posteriormente de griego en la Universidad de Madrid]


Estatua de Salustio en la ciudad italiana de L'Aquila,
a nueve kilómetros de Amiternum, lugar donde nació

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