BEL
¿Cómo es que la muchedumbre febril no se detiene
a tu paso para contemplarte cuando haces acto
de presencia? ¿Cómo es que no se quedan congelados
como los habitantes de la población de Parténope
cuando la lava del Vesubio los heló para siempre?
¿Cómo puede tu sonrisa engendrar tanto encanto
y tus ojos una súplica de clemencia y llanto?
¿A qué progenitores cedieron los dioses la suerte
de conseguir dar a luz una deidad entre nosotros?
¿Es tu cortesía la que se transmuta en belleza
o es tu hermosura la que le confiere acomodo?
¿No serán ambas juntas la expresión de tu existencia?
El espacio que tu ser desaloja es el esbozo
directamente proporcional a la armonía perfecta.
(Soneto escrito por Andrés González Déniz)
Estatua de la sirena Parténope en la ciudad que se fundó con su nombre y que, tras ser destruida por la envidia de los habitantes de Cumas, de donde procedían los primeros colonos fundadores, se reconstruyó con el nombre de Neápolis (Nápoles en español y Napoli en italiano)
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