viernes, 20 de noviembre de 2015

Al techo del mundo es más fácil subir que bajar

 
Un docudrama que no logra hacernos llorar
 
EVEREST
(2015)
 
Con un presupuesto de 65 millones de dólares, el director Baltasar Kormákur intentó crear una película de suspense basada en la tragedia real de una expedición en la que murieron ocho alpinistas el 10 de mayo de 1996 debido a una tormenta de viento y nieve que les sorprendió una vez alcanzada la cima. Los actores no logran hacer creíble su papel. En todo momento se nota que actúan sin sentir lo que hacen. El resultado es una película sin alma, sin el aliento trágico que debería impregnarla. Lo mejor, como cabía esperar, son las fotografías del paisaje y el fragmento en que con una escalerilla de aluminio intentan superar una grieta entre cascotes de hielo. La película no consigue impedir la sensación de estar demasiado saturada de montañeros la ascensión al Everest. En lugar de crear una epopeya única, da la impresión cansina de un viaje para turistas adinerados que pretenden coronar el ocho mil más alto del mundo por puro consumismo narcisista.
 
 
Los posibles aludes de nieve hacen que deba emprenderse la escalada a tempranas horas del día para evitar el derretimiento provocado por el sol
 
Simon Beaufoy y Mark Medoff trabajaron en un guion previamente escrito por Justin Isbell y William Nicholson, pero desde el inicio del rodaje la magia del cinematógrafo no estuvo con ellos. Rodada en los Alpes de Ötztal austriaco-italianos, el Nepal e Islandia, al final se convierte en una cinta más de catástrofes aunque con carácter casi doméstico, sin épica ninguna. La hipoxia, el edema cerebral y pulmonar, el aire ralo de la cumbre, la pérdida de visión, la cascada de hielo con pináculos que se mueven día y noche, las fisuras con fondos abismales, el habla ininteligible y el comportamiento irracional son los mayores peligros que deberán afrontar estos escaladores que, en su mayoría, a pesar de haberse aclimatado con tres ascensiones parciales, no superarán. Se daban los elementos necesarios para filmar una obra maestra inolvidable pero la frialdad, el distanciamiento y la superficialidad con los que son tratados los personajes la sitúan en la tierra de nadie de ser una película cualquiera más.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
La belleza sobrecogedora del paisaje de montaña resulta espectacular

No hay comentarios:

Publicar un comentario