DEAD SOULS
(ALMAS MUERTAS)
(2012)
Justo cuando el joven Johnny
Petrie acaba de cumplir dieciocho años, le llega una carta en la que se le
comunica la herencia de una casa en el campo. Con la intención de venderla, se
traslada allí con un agente inmobiliario. Una vez dentro se encontrará con una
joven okupa, Emma, a la que irá conociendo y con la que intimará poco a
poco. La mansión en sí viene a ser una granja situada en Maine donde concurren
presencias extrañas. Johnny descubrirá que allí sucedió un parricidio del
que él, siendo un bebé, fue el único superviviente. Enterarse de quién fue su
verdadero padre le indigna y trastorna, por lo que tratará de entender qué
pretenden los espíritus que embargan la morada. Ése será su objetivo a partir
de entonces para poder habitarla.
Elizabeth Irene logra construir de modo convincente el personaje de Faith Conroy, una madre compasiva y tierna que se convertirá bruscamente después en un ser totalmente repugnante
El director Colin Theys ha hecho
un trabajo razonable sobre el sempiterno tema de la residencia invadida por
fantasmas. Las puertas que se abren solas, el sótano oscuro, las figuras
borrosas que se desplazan al fondo, los extraños que llaman a la puerta en la
noche, un perro que parece poseído por el diablo, los cuervos que surgen como
si fueran emisarios del otro mundo portando un mensaje secreto: todos estos
elementos están diestramente utilizados en el metraje. Magda Apanowicz en el
papel de Emma destaca incluso por encima de Jesse James en el de Johnny Petrie.
Esta maravillosa actriz posee en su expresión un brillo carismático del que carece
el joven actor.
Johnny Petrie (Jesse James) y Emma (Magda Apanowicz) llegan a establecer una relación dulce pero nunca edulcorada. Para colmo, esta percepción se refuerza hacia el final cuando el protagonista descubre que ella está poseída por el espíritu de su hermana
En el resto de papeles sobresale
Jordan Kaine en el rol del vendedor de propiedades Andrew Judson. También cabe
resaltar a Geraldine Hughes haciendo de Mary Petrie, la falsa madre del protagonista.
Con un guion de John Doolan basado en una novela de Michael Laimo, el argumento
de la película se complica hacia el final porque nada es lo que parece y los
personajes asesinados resucitan en busca de la paz eterna. Hay un giro arriesgado
en la historia al emparentar a Osiris con Jesucristo, una apuesta al fin y al
cabo válida por lo siniestro que resulta dicho vínculo. En definitiva, y a
pesar de las malas críticas que recibió esta cinta, estamos ante una película
de género atrayente, ingeniosa y digerible.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Las películas de terror me traen el recuerdo de las sesiones de noche en mi barrio cuando era un joven adolescente que se asustaba en el desaparecido cine Plaza junto al parque de Benito Pérez Galdós
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