jueves, 13 de julio de 2017

El obispo que intentó sosegar al imperio húngaro


 
Escultura de Gerardo Sagredo (Venecia, 980 - Budapest, 1046) y Emerico (Székesfehérvár, 1007 - Hegyközszentimre, 1031) en la ciudad natal del príncipe que falleció cazando un jabalí a los 24 años
 
SAN GERARDO SAGREDO
 
Le enseñé al joven Emerico, hijo del rey Esteban,
cómo las palabras de Cristo eran el camino más sabio
para lograr un mundo más justo. De niño cantaba salmos
todas las noches pidiendo perdón y haciendo penitencia
 
por los pecados y errores de la plebe y la nobleza.
Era un santo que hasta el final de sus días fue casto.
Ahora el peligro se cierne sobre nuestros hermanos.
Vata, con su ejército, está desolando nuestras tierras.
 
 
  
La cima de Kelenföld, hoy llamada colina Gellért en homenaje al lugar desde el que fue despeñado el obispo Gerardo ("Gellért" en húngaro) 
 
Ha llamado a Béla, Levente y Andrés para que vengan
y restauren el paganismo. Me dispongo a recibirlos
para darles testimonio de la nueva fe. Bőd y Beneta
 
me escoltan. Subimos hasta Kelenföld, el sitio más alto
para divisarlos. Unos soldados rodean la carreta,
me apuñalan y arrojan al Danubio cuesta abajo.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
 
La estatua de San Gerardo se sitúa justo delante del actual Puente de Elisabeth ("Erzsébet híd" en el idioma magiar) que se construyó entre 1961 y 1964 diseñado por el ingeniero húngaro Pál Sávoly. El anterior, construido entre 1897 y 1903, fue destruido al fin de la II Guerra Mundial por los alemanes en retirada ante el avance soviético. Partiendo de aquí se cruza el Danubio desde Buda en dirección a Pest

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