Fernando António Nogueira Pessoa
(Lisboa, 13 de junio de 1888 - 30 de noviembre de 1935)
El mayor poeta del siglo XX
A veces, y el sueño es triste,
en mis deseos existe
lejanamente un país
donde ser feliz consiste
solamente en ser feliz.
Se vive como se nace,
sin querer y sin saber.
En esa ilusión de ser,
el tiempo muere y renace
sin que se sienta correr.
* * *
L'HOMME
¡Deja, de tu voz, sólo el silencio anterior!
Como un mar vago a una playa desierta, llega
a mi corazón el dolor.
¿Qué dolor? No sé. ¿Quién sabe saber lo que siente?
Ni un gesto. Sobreviva tan sólo lo que ha de morir:
la luz de la luna y la hora y el vago perfume indolente
y las palabras por decir.
* * *
¿Qué es lo que de mí fue?
Recuerdo vagamente
el vago no sé qué
que ha pasado y se siente.
Si fue hace mucho o poco
cuando aquello pasó,
yo no lo sé tampoco
pues ni sé qué soy yo.
Fernando Pessoa cuando era un bebé de pocos meses de edad
El sol grande en la era
tal vez sea el remedio...
No quiero quien me quiera,
que me amen me da tedio.
Me basta el beso intacto
que da la luz luciendo
y el amor libre, abstracto,
de un campo floreciendo.
El resto es gente y alma:
complica y habla, ve.
Me quita sueño y calma
y nunca lo que es sé.
* * *
Si canto lo que no miento
y lloro lo que pasó,
es que olvidé lo que siento
y creo que no soy yo.
De mí mismo viandante,
en la brisa escucho un trino,
que yo sé que mi alma errante
es un cantar de camino.
Cada uno es mucha gente.
Para mí soy quien me pienso,
para otros —cada cual siente
lo que cree, y es yerro inmenso—.
¿Por qué puse una esperanza
en esa inútil mudanza
de la que no quedó nada?
Fui claro, fui real, es cierto,
pero ¿cómo he llegado hasta aquí?
Estatua sedente de Pessoa frente al café "A Brasileira" en Lisboa
Si la vida es lo que es,
muy bien está lo que está.
¿Para qué mover los pies
hasta el ayer y el acá
y hasta donde nada hay ya?
Todo en moda va a parar
y se acaba en la ocasión.
¡Poco la esperanza alcanza!
¿Qué deseo vale el trofeo?
Gasté cuanto no tenía,
soy más viejo que soy yo.
La ilusión me mantenía
y de reina se vestía:
al desnudarse, abdicó.
Yo mismo me atravieso en mi sendero.
Al que fui no conozco en el que soy.
¡Tan pronto pasa todo cuanto pasa!
¡Tan joven muere ante los dioses cuanto
muere! ¡Todo es tan poco!
Nada se sabe, todo se imagina.
Circúndate de rosas, ama, bebe
y calla. El resto es nada.
[Versos extraídos de Pessoa, Fernando: Antología poética (El poeta es un fingidor), Barcelona, Espasa, 15ª edición, 6ª reimpresión, (colección "Austral", "Poesía contemporánea", nº 67), (edición y traducción de Ángel Crespo), pp. 378, pvp: 10'95 euros]
Atinada, magnífica y sentida traducción de Ángel Crespo
No hay comentarios:
Publicar un comentario