Portada de la editorial Nórdica
"Las clases poseedoras querían una revolución solamente política que, arrancando el poder al zar, se lo entregara a ellas"
"Ahora bien, las masas populares querían una verdadera democracia obrera y campesina"
"La última fase de la revolución no fue otra cosa que una lucha defensiva de los elementos civilizados de la sociedad contra la brutalidad de los ataques de los bolcheviques"
"Las clases poseedoras, viendo crecer el poderío de las organizaciones revolucionarias de la masa, decidieron destruirlas, costase lo que costase, y poner una barrera a la revolución. Recurrieron a maniobras desesperadas. Para derribar al ministerio Kérenski y aniquilar a los soviets, desorganizaron los transportes y provocaron perturbaciones interiores; para reducir a los comités de fábrica, cerraron las industrias e hicieron desaparecer el combustible y las materias primas; para acabar con los comités del ejército, restablecieron la pena de muerte"
"Cuando los bolcheviques echaron abajo todo el hueco edificio de compromisos, mencheviques y social-revolucionarios se encontraron en la lucha al lado de las clases poseedoras"
"Corrientemente se escuchaba entre los trabajadores de las ciudades y del campo la consigna de reivindicar la tierra para los campesinos y las fábricas para los obreros"
"Los campesinos quemaban las casas señoriales y se apoderaban de las grandes propiedades, los obreros saboteaban la industria y se declaraban en huelga"
"La política del gobierno provisional oscilaba entre unas reformas ineficaces y una despiadada represión"
"Kérenski y los socialistas moderados consiguieron formar un gobierno de coalición con las clases poseedoras: el resultado fue que los mencheviques y los social-revolucionarios perdieron para siempre la confianza del pueblo"
"El programa de los bolcheviques era firmar la paz (y acabar así con su participación en la I Guerra Mundial), la tierra, el control de la industria y un gobierno obrero"
"Los especuladores se aprovechaban del desorden general para amasar fortunas que dilapidaban en orgías fantásticas o en pagar a los funcionarios. Acaparaban stocks de víveres o de combustibles y los exportaban clandestinamente a Suecia"
John Silas Reed
(Portland, Oregon, 1887 - Moscú, 1920)
Periodista, corresponsal, poeta y activista comunista
"El café se compraba al por mayor en Vladivostok a dos rublos la libra y el consumidor lo pagaba a trece en Petrogrado"
"Los agentes de la famosa Ojrana (policía secreta zarista) seguían funcionando, por o contra el zar, por o contra Kérenski, a sueldo de quien les pagase"
"Rusia, que acababa de pasar, de un salto, de la Edad Media al siglo XX, ofrecía al mundo estremecido el espectáculo de dos revoluciones: la revolución política y la revolución social"
"Los víveres iban escaseando de semana en semana. Al final, hubo siete días enteros sin pan. Se tenía derecho a dos libras de azúcar mensuales, pero era casi imposible encontrarla"
"A partir de entonces, hacer cola fue uno de los actos normales en la vida de los rusos"
"Los camareros de los hoteles y restaurantes estaban también organizados y se negaban a recibir propinas"
"Cada fracción política tenía su periódico y, a veces, muchos. La sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio"
"En Petrogrado tenían lugar siempre
tres o cuatro congresos a la vez"
"Los soldados, desertando del frente por centenares de miles, retrocedían como una vasta marea y vagaban sin rumbo a través de todo el país. Los campesinos incendiaban las casas señoriales y asesinaban a los propietarios terratenientes. Huelgas obreras y lock-outs (cierres patronales de fábricas) inmensos sacudían a Moscú, Odesa y el distrito minero del Donetz. Los transportes se hallaban paralizados, el ejército moría de hambre y en las grandes ciudades faltaba el pan"
"Kérenski en un discurso afirmó que la revolución bolchevique era una sistemática explotación de la ignorancia, de la sencillez y de los instintos criminales de la población"
[Fragmentos extraídos de Reed, John: Diez días que estremecieron el mundo, Barcelona, Liberdúplex, 2009, (prefacio de Nadezhda Krupskaya), (ejemplar distribuido por el diario "Público"), pp. 557]
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