martes, 14 de abril de 2009

Se nos ha ido otra estrella del jardín



"Yo no soy ésa que tú te imaginas, una señorita tranquila y sencilla,

que un día abandonas y siempre perdona.

Esa niña, sí. No, ésa no soy yo."



"Un hombre marchó, dejó la casa, dejó la ciudad.
Se fue dulcemente, ningún reproche, nada que ocultar,
y buscó senderos entre las montañas que dan al mar.
Un hombre marchó, el paso cansado, triste el mirar, sin parpadear.
Nadie lo llamó, nadie sintió su callado adiós.
Un adiós al mundo, a gentes y calles y a la gran ciudad.
Sólo oyó la sombra, envuelta en niebla, testigo de su caminar.



Las palabras que pueda cantar o escribir no son bastantes
para decir lo que allí vi. Hombre de triste figura, ¿por qué a las aguas
fuiste a vivir, si yo era tu sombra, si yo estaba allí? Quería vivir.




Un hombre marchó, dejó la casa, dejó la ciudad.
Se fue dulcemente, ningún reproche, nada que ocultar.
Y buscó senderos entre las montañas que van al mar.
Un hombre marchó, el paso cansado, triste el mirar, sin parpadear."



"Amores sa van marchando como las olas del mar.
Amores los tienen todos, ¿pero quién los sabe cuidar?
El amor es una barca con dos remos en el mar:
un remo lo aprietan mis manos, el otro lo mueve el azar.



¿Quién no escribió un poema huyendo de la soledad?
¿Quién a los quince años no dejó su cuerpo abrazar?
¿Y quién cuando la vida se apaga y las manos tiemblan ya,
quién no buscó ese recuerdo de una barca naufragar?



Amores se vuelven viejos antes de empezar a amar
porque el amor es un niño que hay que enseñar a andar.
El amor es como tierra que hay que arar y sembrar.
Míralo al caer la tarde: que no lo vengan a pisar."


"Mañana me iré despacio, sin dejar ninguna huella.
Pronto levantaré el vuelo, como hicieron las cigüeñas.
Mañana abriré cadenas que mi cuerpo ha arrastrado.
Pronto rasgaré la seda que pusieron en mis manos.



Mañana vagará mi sombra para quien la sienta.
Mañana dejaré mi puesto para quien lo quiera.
No quiero palabras de consuelo ni falsos llantos de un duelo.
No quiero sonrisas a mis espaldas: las cosas de frente, cara a cara.
No hay nada que ocultar."


María Trinidad Pérez de Miravete Mille
(Murcia, 12 de julio de 1947 - 6 de abril de 2009)

2 comentarios:

  1. Andres, me debo estar haciendo mayor. Cuantos recuerdos de la infancia, 10 ó 12 años, con estas canciones. Mi padre las ponia camino de Teror, en aquel casete de 8 pistas. Tambien oiamos a Jorge Negrete o Los Indios Tabajaras.
    Me resulta curioso como las canciones que de pequeño me parecian pastelosas en su letras, tengan ahora, con otras experiencias vividas, mas contenido. Hay una particularmente de Julio Iglesias, La vida sigue igual, donde dice: "Al final las obras quedan, las gentes se van. Otros que vienen las continuarán...La vida sigue igual" que a pesar de su obviedad y simplicidad me parece una reflexión tan profunda como por ejemplo: "Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos" u otra igual de profunda, pero mas informal "Lo importante no es saber, sino tener el telefono del que sabe".

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  2. También las escuchábamos camino del Sur, a la ida y a la vuelta. No imaginé entonces que viviría cuando ella no viviera.

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