miércoles, 30 de junio de 2010

La amante por la que sentía una atracción salvaje


"Happy dog"
Nicola Slattery
(Norfolk, Inglaterra)

CAMARADA DE LA RUTA DEL DESEO

La vi por última vez perlada de nácar,
extendida y suave,
como con un echarpe de algodón
y cabellos de nutria blanca moteada
de negras figuras geométricas trapezoidales
y unos restos de blanco ocre
en las comisuras de los labios.



Estaba rodeada de brillos sienas y esmeraldas
en una postura letárgica, feble y curvilácea.
La frondosidad exótica de los alrededores
justificaba la nutriente madre naturaleza
que le daba aposento reclinado a su pose.
La limpidez de los pelos relucía intacta.
Me hacía recordar cuántas veces la llamaba
para acariciarla y ofrecerle mis huesos.



Mi piel se confortaba con el roce de la suya,
la saliva de su sudor y el esmalte níveo
de sus dientes esplendorosos. Le puse por mote
“Bienvenida”, aunque era otro el apelativo
con el que la habían bautizado de nacimiento.



El agasajo raudo de su sonrisa deslenguada
con los gemidos y escarceos al recibimiento,
las cuclillas en que se agazapaba a gozarme,
suponían mi renovada posesión de los sábados
cuando podía volver a verla. Y ahí estaba,
la anduve buscando hasta dar con su paradero:
una ristra de huesecillos y vello sobre heces podridas
en la tumba para mascotas de la cloaca de un barranco.


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