Ana Rosa Quintana (Madrid, 1956)
La emperatriz de la desfachatez
UNA VOMITONA EN DIRECTO
Nos soltaron a las "mamachicho" embadurnadas en feromonas de plexiglás y nos dejaron la programación perdida de chapapote. Nos sentaron de tertuliana en el plató a la ex mujer de un torero y nos dijeron que aquella ración de higadillos crudos iba a ser beluga. Nos gasearon con el embarazo de Pe, la soltería de oro de Po, el noviazgo de Pa, el posado de Pu y la ruptura de Pi. Con tanto "pa-pe-pi-po-pu" se nos fue la razón y nos injertaron unas orejas de burro para rebuznar frente a la pantalla. No habría honor ni grandeza en la divisa. Sólo importarían la pasta, el primer plano del lacrimal y los detritos. Que vivan los reyes catódicos. Ahí siguen con su monarquía de boatiné, su alpiste de baratillo y su pelotón de fusilamiento apuntando al sofá del jubilata inerme.
En el año 2000 tuvo la desvergüenza de firmar la autoría de un libro titulado "Sabor a hiel" en el que aparecían párrafos enteros de novelas ajenas, concretamente "Mujeres de ojos grandes" de Ángeles Mastretta y "Álbum de familia" de Danielle Steel. La obra, para oprobio de la editorial Planeta, tuvo que ser corregida primero y retirada después
Contra el estreñimiento pertinaz, contra el aburrimiento de leer, contra la desazón del parado, yo recomiendo El programa de Ana Rosa. Viene al caso la diatriba por la penúltima entrega de pornografía quintanística, el sabor a hiel (con perdón) de una exclusiva-truño: una mujer (esposa del presunto asesino de Mari Luz), con un cociente intelectual de 47 puntos, trinchada a fuego lento frente a la cámara para que llore y cante que el asesino fue él. Abracadabras del periodismo, la historia sólo puede verse en las imágenes que no vimos y que nos desveló Vicente Ruiz. A ratos se desvanece la entrevistada. A ratos se envilece el secuestro de la reportera: "Me la voy a llevar porque no me la va a quitar nadie". A ratos pide entre lágrimas que corten. Es grabada igual. Dios salve a la reina.
Según su abogado, a la entrevistada se la trasladó desde Sevilla hasta Madrid ex profeso, siendo presionada, coaccionada, hostigada y amenazada durante una semana en que la acompañaron prometiéndole 600 euros (que nunca le pagaron) por hablar delante de las cámaras
La ética está en desuso en el oficio. Para disertar sobre la honradez, vale un ladrón. Para cuidar de la víctima, maquillamos al verdugo. Para guardar las gallinas, ponemos un zorro. Me acuerdo del viejo anarquista que escribió que, en tiempos de mentiras, decir la verdad es revolucionario. Afirmaba Gandhi que lo más terrible de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. A ver si no nos callamos. A ver si hablamos con el mando a distancia y dejamos de ser cómplices. A ver si le montamos una república limpia a la reina para que deje de darnos unas mañanas de mierda.
(Artículo escrito por el periodista Pedro Simón y publicado en el suplemento "Yo Dona" del diario "El Mundo" el sábado 12 de marzo de 2011)
El cuerpo del delito: ésta es la portada del flamante libro sobre mujeres maltratadas que resultó ser un afrentoso plagio del que responsabilizó a su cuñado nuestra eximia autora
Bravo Andrés, me encanta la gente que encara a la verdad como tú lo haces en este escrito; voto por el enfado con el mando a distancia, yo hace tiempo que me enfadé, tanto, que ya no se como funciona el tdt.
ResponderEliminarEsta noticia la he visto en la prensa, y pensé lo mismo que tú: ¿Qué se puede esperar de alguien que por dinero vende las intimidades de los demás, y yendo más lejos, se ha atrevido a plagiar?
Ningún respeto me merece como profesional, si es que se la puede llamar así.
Gracias por contarlo. Besitos!!!